Las harinas refinadas, presentes en productos como pan blanco, pastas y repostería, han sido procesadas para eliminar el salvado y el germen del grano, lo que reduce significativamente su contenido de fibra y nutrientes. Su consumo excesivo se asocia con picos de glucosa en sangre, aumento de peso y mayor riesgo de enfermedades metabólicas.

Si quieres disminuir su ingesta sin sacrificar el sabor ni la variedad en tu dieta, aquí tienes cinco consejos prácticos.

1. Opta por harinas integrales y alternativas saludables

Sustituir la harina refinada por opciones más nutritivas es un primer paso clave. Prueba harinas integrales, de avena, de almendra, de coco o de garbanzo en tus recetas. Estas contienen más fibra y proteínas, lo que te ayudará a mantenerte saciado por más tiempo y evitar los picos de azúcar en sangre.

2. Elige pan y pastas integrales

Cuando compres pan o pasta, revisa las etiquetas y asegúrate de que el primer ingrediente sea «harina 100 % integral» en lugar de «harina de trigo enriquecida». También puedes probar opciones como pasta de lentejas o quinoa, que ofrecen más proteínas y fibra.

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3. Incluye más alimentos naturales en tu dieta

Las harinas refinadas están presentes en muchos productos ultraprocesados. Una forma efectiva de reducir su consumo es priorizar alimentos frescos y naturales como frutas, verduras, legumbres y proteínas de calidad. En lugar de galletas o pan en el desayuno, prueba opciones como yogur con frutos secos o huevos con aguacate.

4. Prepara tus propias recetas caseras

Muchas versiones comerciales de panes, galletas y tortillas contienen harinas refinadas. Al preparar tus propios alimentos, puedes controlar los ingredientes y optar por harinas más saludables. Existen múltiples recetas de panes integrales o postres sin harinas refinadas que pueden ser deliciosos y nutritivos.

5. Reduce el consumo de harinas de manera gradual

Si estás acostumbrado a comer harinas refinadas en cada comida, hacer un cambio drástico puede ser difícil. Empieza reemplazando algunos alimentos, como cambiar el pan blanco por integral o reducir la frecuencia con la que consumes galletas y pasteles. Poco a poco, tu paladar se adaptará y te resultará más fácil hacer elecciones saludables.

Reducir el consumo de harinas refinadas no significa eliminar por completo los carbohidratos, sino hacer elecciones más inteligentes que beneficien tu salud. Con pequeños cambios en tu alimentación diaria, puedes mejorar tu bienestar sin renunciar al placer de comer.

 

Fuente: Harvard T.H. Chan School of Public Health