Crecer es un interesante y maravilloso suceso. Sin embargo, debido a los cambios que se experimentan durante este proceso, es posible que, en ocasiones, te sientas confundido o tengas sentimientos que no habías vivido antes.
El desarrollo es controlado por un pequeño órgano llamado glándula pituitaria, que está casi en el centro del cerebro. Se le conoce como la glándula “maestra” pues es la encargada de decirle al resto de las glándulas lo que deben hacer mediante mensajeros químicos, conocidos como hormonas.
Las hormonas son las responsables de los cambios que suceden en el cuerpo, los cuales ocurren debido a que el organismo se empieza a preparar para que, en el futuro, sea capaz de tener un bebé.
Todas estas transformaciones son naturales por lo que no deben asustarte y ocurren en momentos diferentes según cada persona.
En el caso de los hombres, inicia un crecimiento acelerado; los músculos se harán más fuertes; crecerá barba y bigote; aparecerá vello en las piernas, el pecho, las axilas y en el pubis; los órganos sexuales aumentarán de tamaño; la voz se hará más grave y es posible que se presenten problemas de acné, que después pueden desaparecer.
En las mujeres aparece la menstruación; el cuerpo se vuelve más curvilíneo; los senos crecen y en ocasiones duelen un poco; aparece vello en el pubis, axilas y en las piernas y, como los hombres, también pueden tener problemas de fatiga.
Debido a todos estos cambios el interés por el sexo opuesto aumenta y es posible que quieras pasar más tiempo con una persona en particular.
El sexo no es algo malo; no obstante, considera que se trata de un momento muy importante de tu vida que requiere de mucha madurez, estabilidad emocional y compromiso, que solamente los años te darán. Cuando tomas una decisión apresurada y sin responsabilidad, puedes crearte problemas como enfermedades venéreas, un bebé no deseado o sentimientos de culpa.
Quizás también, durante esta etapa, experimentes sensaciones de inferioridad, que no eres tan bueno como los otros o que no le caes bien a nadie. Es importante que consideres que no estás solo y que todas las personas tienen inseguridades que demuestran de maneras muy diversas, algunas pueden ser tímidas y otras tener comportamientos agresivos.
En este sentido, es importante que reconozcas este problema. Puedes, por ejemplo, hacer una lista de lo que te molesta de ti mismo y platicarlo con alguien a quien le tengas confianza.
Resuelve las cosas que puedas y aprende a vivir con las que no puedes cambiar. Para lograr un equilibrio, concéntrate en desarrollar tus cualidades.
A veces puedes sentir mucha presión para ser como las demás personas o hacer lo mismo que ellos hacen; es importante que recuerdes que siempre es más importante hacer lo correcto y aunque en algún momento puedan burlarse de ti por eso, a la larga la ganancia será mayor. Cuando alguien del grupo dice “no”, por ejemplo, es probable que otros se unan o, bien, que respeten a esa persona por ser él mismo.
Di “no” siempre que tu salud o tu integridad puedan verse afectados y recuerda que puedes engañar a otros, pero no a tu cuerpo.
Encuentra verdaderos amigos. Para lograrlo es importante que tú lo seas y que no te burles de las personas y que tampoco las presiones para hacer cosas que no quieren hacer.
Vía: Adolescencia, publicación de la Asociación Nacional Pro-Superación personal A.C.