La palabra zinc quizás haga que evoques imágenes de remedios para el resfriado y protector solar. No obstante, el zinc dietético, presente en diversos alimentos como mariscos, carnes y cereales fortificados para el desayuno, es un nutriente importante que desempeña un papel vital en muchas funciones corporales.
El zinc es un oligoelemento esencial para el correcto funcionamiento del cuerpo humano. Debido a que no podemos producir zinc como elemento, debemos ingerirlo. Alimentos como la carne de res, los camarones y las semillas de calabaza contienen altos niveles de este nutriente.
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El zinc es vital para el funcionamiento normal del sistema inmunitario y la cicatrización de heridas. Asimismo, el cuerpo requiere zinc para el crecimiento óseo, la producción de hormonas como la insulina y la testosterona, la producción de esperma y el desarrollo fetal. El cuerpo también necesita zinc para el olfato y el gusto.
Los síntomas de la deficiencia de zinc incluyen cicatrización lenta de heridas, mala salud bucal, pérdida del gusto y el olfato, lesiones cutáneas, caída del cabello, respuesta inmunitaria deficiente y diarrea. Los niños con deficiencia de zinc pueden sufrir retraso en el crecimiento, así como diarrea e infecciones frecuentes. Sin embargo, todos estos síntomas también podrían deberse a otros trastornos o deficiencias. La única manera de confirmar la deficiencia es mediante un análisis de sangre para medir los niveles de zinc.
Fuente: Harvard Medical School