Epilepsia, Obesidad y nutrición
La epilepsia es un trastorno cerebral que afecta a más de 50 millones de personas a nivel mundial. Quienes lo padecen toman medicamentos para evitar los ataques o convulsiones, que son síntomas característicos de la enfermedad. Si los fármacos no dan resultados, o si causan efectos secundarios dañinos, los médicos suelen recomendar otras alternativas para su tratamiento. Una de ellas es la dieta cetogénica, ya que existe evidencia creciente de que la epilepsia es un desorden del metabolismo de la energía.
La dieta cetogénica cambia la forma en la que el cuerpo de una persona obtiene energía a partir de los alimentos. Ésta se basa en el consumo de grasas, limitando al mínimo los carbohidratos. Su función es alterar el balance metabólico del cerebro, haciendo que la fuente primaria de energía de las neuronas deje de ser la glucosa, para que en su lugar se absorba una clase de compuestos denominados cetonas. Al eliminar la glucosa, las neuronas dejan de sobrexcitarse
Típicamente, la dieta inicia en el hospital. Bajo supervisión médica, el niño deja de recibir alimentos por 24 horas, a fin de que utilice toda la glucosa que tenía almacenada. A falta de glucosa que proporcione energía, el cuerpo del niño comienza a quemar grasa, produciendo cetonas que ahora aprovecha el organismo como fuente primaria de energía. La dieta cetogénica continúa este proceso, ya que obliga al cuerpo a utilizar grasas durante 24 horas, proporcionando pocas calorías y transformando los productos grasosos en el alimento primario que el menor recibe.
Los alimentos que brindan la grasa requerida para la dieta incluyen mantequilla, crema de leche, mayonesa y aceites (p. ej. de canola u oliva), que deben comerse en porciones grandes; y deben combinarse con porciones pequeñas de frutas o verduras (carbohidratos), y de carne, pescado o pollo (proteína), sin consumir azúcar.
La dieta obtiene el 80 por ciento de sus calorías a partir de la grasa. El resto lo proporcionan los carbohidratos y las proteínas. Cada comida posee alrededor de cuatro veces más grasas en comparación con las proteínas o carbohidratos. Las cantidades de alimentos líquidos en cada plato son calculadas cuidadosamente y se pesan para cada paciente.
Varios estudios han demostrado la eficacia de esta dieta para combatir la epilepsia. Normalmente es probada en niños de 1 a 12 años de edad cuyos ataques resultan difíciles de controlar. Algunos menores reducen hasta en un 50 por ciento el número de ataques al realizar la dieta, mientras que otros (10 a 15 por ciento) dejan de tenerlos por completo. También existen niños a los que la dieta no les hace ningún efecto, por lo que continúan sufriendo convulsiones. En los últimos años, algunos adultos han comenzado a practicar esta dieta, pero es más usual que se les prescriba a los niños.
Hace ya más de 80 años se descubrió que los ataques epilépticos podían prevenirse mediante el ayuno, lo que dio lugar al desarrollo de la dieta cetogénica, la cual imita lo que el organismo hace cuando no se le proporciona alimentos.
La dieta fue ampliamente usada hasta la aparición de medicamentos eficaces para prevenir los ataques. No obstante, la institución médica Johns Hopkins y otros pocos centros médicos especializados de EU continuaron ofreciéndola a pacientes con epilepsia difícil de controlar o resistente a los medicamentos. Fue hasta la década de 1990 cuando las familias y los médicos tomaron conciencia de nuevo sobre la dieta. El productor cinematográfico Jim Abrahams creó un drama televisivo basado en las experiencias de su hijo de dos años, quien sufría de epilepsia y le fue controlada con éxito gracias a la dieta. Esto aumentó la demanda de la misma, propiciando que investigadores alrededor del mundo comenzaran a estudiarla.
Recientemente, científicos japoneses de la Universidad de Okayama y de la Universidad Yasuda Women’s descubrieron un tratamiento para la epilepsia que imita los efectos metabólicos de la dieta cetogénica, pues evita que la glucosa sea aprovechada como fuente primaria de energía en el cerebro. Ellos afirman que el hallazgo permitiría desarrollar nuevos y más efectivos medicamentos contra la enfermedad.
Su trabajo se centró en unas células llamadas astrocitos, que brindan soporte estructural a las neuronas y combustible adicional en caso de que requieran energía extra, como cuando ocurre un ataque epiléptico. El combustible es el lactato, el cual lo producen los astrocitos a partir de la glucosa mediante una enzima llamada lactato deshidrogenasa (LDH).
Con ello, los especialistas se dieron cuenta que el estiripentol (una molécula actualmente usada como fármaco para combatir la epilepsia) era capaz de inhibir la actividad de LDH, interrumpiendo el suministro de lactato a las neuronas y evitando así su excitación, que conlleva al ataque epiléptico. También observaron que el estiripentol podía frenar convulsiones inducidas químicamente en ratones mediante la inhibición de LDH. Lo anterior brinda una nueva perspectiva sobre el enfoque metabólico de la enfermedad.
Actualmente, la dieta cetogénica es ofrecida en muchos centros médicos y por médicos individuales, que están familiarizados con su uso, debido a que sigue siendo altamente funcional. No obstante, hallazgos como el de los investigadores nipones supondría una nueva alternativa, no solo para la dieta cetogénica, sino para tratar la epilepsia. Habrá que observar que ocurre después.
Vía: Epilepsy Foundation, The Pharmaceutical Journal