Arlette Yunes Jiménez, experta en imagen corporal y autoestima de la Universidad Iberoamericana, señala que la insatisfacción con la imagen corporal propia puede ser algo privado que la persona vive frente al espejo, pero muchas veces suele agravarse ocasionando que se manifieste el trastorno dismórfico corporal (TDC).
La especialista refirió que en dicha condición el afectado percibe de manera distorsionada alguna parte de su cuerpo, o magnifica sus defectos físicos reales.
Yunes Jiménez atribuye el origen del transtorno a los estereotipos con los que actualmente nos bombardean los medios de comunicación.
“Puede causar problemas para relacionarse, ya que las personas se sienten tan avergonzadas de su apariencia que prefieren no salir a la calle, o si lo hacen utilizan determinada vestimenta o maquillaje para ocultar sus ‘defectos’”.
Asimismo, prefieren ausentarse de “zonas de riesgo” o lugares públicos donde se sentirían expuestos a la crítica, ya sea una playa o los gimnasios, por ejemplo.
También indicó que el “bombardeo de los medios causa molestias, pues omite que hay personas cuyo mecanismo de pensamiento los lleva a aceptar que no pueden ser delgados o parecerse físicamente a los modelos de la publicidad, por lo que prefieren descuidarse por completo, sin antes cuestionar o analizar los prejuicios presentes en dichos mensajes”.
Subrayó que aceptarse como uno es no es sinónimo de renuncia a las acciones para mejorar, a permanecer con obesidad, ni representa coludirse con el descuido personal.
Recalcó que las personas que no se encuentran a gusto con su apariencia corporal no requieren ningún régimen estricto de ejercicio o una operación cosmética, sino más bien un cambio en la perspectiva desde la que se ven para entender que al dar más importancia a la opinión de los otros e intentar agradarles por todos los medios posibles pierden su propia esencia.
Ante ello, es imperativo comprender los elementos históricos, culturales, personales y familiares que influyen en la forma en que se constituye la imagen corporal y la identidad del individuo.
Solo así es posible identificar oportunamente si existe algún riesgo al respecto y actuar de manera adecuada para facilitar que la persona logre la aceptación.
Si se ha manifestado, el TDC puede tratarse a través de un especialista en salud mental con experiencia. El tratamiento incluye un tipo de terapia del habla llamada terapia cognitiva conductual. Dicho enfoque ayuda a corregir el patrón que está causando la distorsión de la imagen del cuerpo y la preocupación excesiva.
Tratar el TDC toma tiempo, trabajo y paciencia, por lo que el apoyo familiar, de amistades y de pareja es de gran ayuda para quien lo padece.
Vía: Notimex, Kids Health