El autismo típicamente aparece durante los primeros tres meses de la vida del niño. Algunos niños tienen síntomas de la categoría social, otros de la categoría conductual, pero existen factores concretos que pueden ayudar a diagnosticar esta condición.
El Autismo es un desorden del desarrollo que afecta a niños desde temprana edad. “Es el resultado de un retraso y una desviación de los patrones normales del desarrollo”, según lo afirma la Dra. Mariela Feldman, especialista en autismo.
La especialista distingue tres áreas del comportamiento que afectarían a un niño con esta condición:
- Relaciones sociales e interacción.
- Lenguaje y comunicación.
- Actividades e intereses.
Cuando los problemas ocurren en todas estas esferas del desarrollo y en un nivel más profundo que las variaciones normales esperadas en niños, el patrón característico del autismo se hace evidente. En el pasado ha habido confusión en la terminología, pero ahora los expertos consideran que los niños que tienen afectadas estas tres áreas deberían incluirse en el diagnóstico de «espectro del desorden Autista«, lo que debería incitar a un diagnóstico en profundidad.
La doctora Feldman, asegura que entre los signos que podrían indicar autismo se encuentran los siguientes:
- Cuando un niño empieza a presentar movimientos repetitivos del cuerpo (sacudir sus manos o balancear su cuerpo).
- Cuando un niño empieza a responder de manera inusual a la gente.
- Cuando un niño se apega a ciertos objetos y resiste cualquier pequeño cambio de rutina. En algunos casos los niños con autismo pueden presentar cierta agresividad y/o una tendencia a hacerse daño. Tenga en mente que el autismo es una condición de amplio espectro, lo que significa que afecta a cada niño de manera diferente.
La causa del autismo es todavía un misterio. Los investigadores aún no han determinado los motivos exactos de su causa y tampoco han encontrado una cura. Sin embargo, se han desarrollado diferentes tipos de terapias que han demostrado ser de ayuda.
Es importante detectar el autismo desde temprano para que los niños puedan recibir los servicios que necesitan cuanto antes. Además, cuánto más grande es el niño, más se afirman los hábitos, que los padres podrían estar reforzando, y los comportamientos pueden volverse auto-perjudiciales. Más importante aún, se puede perder la ventana de oportunidad que tiene el niño para recibir tratamiento a temprana edad. Pero recuerde que nunca es demasiado tarde para que un niño empiece la terapia.
