Un análisis reciente señala que la exposición a los pesticidas podría aumentar el riesgo de diabetes.
Gracias a una revisión de 21 estudios observacionales previos que involucraron a 67,000 personas, los investigadores encontraron que la exposición a cualquier tipo de pesticida se asociaba con un incremento del 61 por ciento en el riesgo de cualquier tipo de diabetes. Asimismo, llevaron a cabo un análisis específico que se concentró solo en la diabetes tipo 2, en donde la mayor parte de los estudios midió la exposición a los pesticidas mediante exámenes de sangre u orina (considerados métodos muy precisos), encontrando que el aumento en el riesgo de diabetes tipo 2 fue de 64 por ciento, siendo el más común.
Los científicos piensan que los factores genéticos y ambientales están relacionados con el desarrollo de diabetes. Aunque los resultados actuales no prueban que los pesticidas sean una causa directa de diabetes, se necesitan más estudios para corroborarlo. Los autores del estudio comentaron que sus hallazgos amplían las crecientes evidencias de que los contaminantes ambientales juegan un papel clave en el desarrollo de la enfermedad.
«Esta revisión sistemática respalda la hipótesis de que la exposición a varios tipos de pesticidas aumenta el riesgo de diabetes«, detallaron los autores del estudio, Giorgos Ntritsos, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Ioannina, en Grecia, y la Dra. Ioanna Tzoulaki y el Dr. Evangelos Evangelou, del Colegio Imperial de Londres, Reino
Unido.
«El análisis separado de cada pesticida sugiere que algunos pesticidas tienen más probabilidades de contribuir al desarrollo de la diabetes que otros«, informaron los investigadores.
El trabajo vinculó las siguientes sustancias con un aumento en el riesgo de diabetes: clordano, oxiclordano, trans-nanocloro, DDT, DDE, dieldrina, heptacloro y HCB.
Los hallazgos, que son de corte preliminar, fueron presentados en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (European Association for the Study of Diabetes), en Estocolmo, Suecia.
Vía: Health Library