En varios países latinoamericanos se están realizando esfuerzos para alcanzar una atención sanitaria libre de mercurio. Este metal pesado ha sido incluido por la Organización Mundial de la Salud entre los diez productos más peligros para la salud.
Este elemento, señala la OMS, puede causar daños en el sistema nervioso, digestivo e inmunitario y afectar órganos como los pulmones y los riñones. El mercurio es también altamente peligroso para los fetos, “los bebés expuestos a dosis incluso relativamente bajas de mercurio en el útero pueden sufrir retraso intelectual en la infancia», explica la Dra. Ana Boischio, asesora en de la OPS en Toxicología.
Desde enero de este año, 147 países reconocieron de manera oficial estos riesgos e impulsaron un proyecto de texto para el Convenio de Minamata sobre el Mercurio, el cual plantea que es necesario proteger la salud humana de los peligros causados por las emisiones y liberación de mercurio
Este instrumento internacional fue abierto para su firma el pasado 10 de octubre en Japón, y ha sido ratificado hasta el momento por 92 naciones. El convenio plantea la eliminación definitiva de la producción, importación y exportación de instrumentos médicos y otros productos que contienen mercurio. El proyecto convoca a los participantes a que garanticen el cumplimiento del acuerdo y fija como fecha límite el año 2020 para poner fin al uso del mercurio.
Una paradoja de los sistemas de salud es que, hasta hace poco, se utilizaban instrumentos que tenían una utilidad fundamental para la salud pero contenían este tóxico elemento; el esfigmomanómetro para medir la tensión arterial y los termómetros para medir la temperatura corporal. Estos instrumentos, cuando se rompen, liberan mercurio contaminando el medio, según señala la Dra. Mercedes Zarlenga, directora de servicios de Neonatología del Hospital Rivadavia, en Argentina. Después de realizar un cálculo, comenta Zarlenga, “descubrimos que el mercurio que desechábamos en una sola semana equivalía a una cantidad que generaría niveles peligrosos en el lago Nahuel Huapi, uno de los mayores lagos de la Patagonia, durante todo un año». Por esta razón, señala la doctora, en ese hospital se comenzó a eliminar de manera gradual estos aparatos, reemplazando los termómetros por aparatos digitales, medida que en todos los centros de atención médica en Argentina se aplicó también.
Fuente: Organización Mundial de la Salud