Si estás cumpliendo el papel de cuidador de una persona que padece una enfermedad grave, no debes evitar la discusión de temas sensibles, como son la calidad de vida, las finanzas y las instrucciones anticipadas.
Ante ello, la Academia Americana de Médicos Familiares recomienda:
- Discutir la posible necesidad de cuidados paliativos y de hospicio. Estos pueden ofrecer apoyo a los miembros de la familia, ayudar a manejar el dolor y centrarse en el bienestar, la salud emocional y la calidad de vida.
- Hablar sobre las instrucciones o directivas anticipadas, pues ayudarás a asegurar que los deseos de tu ser querido se lleven a cabo si él, o ella, no es capaz de comunicarlos.
- Hacer los arreglos referentes a los temas legales y financieros. Es posible que desees contratar a un abogado para que te ayude a administra y gestionar las cuentas monetarias, los testamentos y las pólizas de seguro.
- Planificar los arreglos del funeral, asegurándote de discutir las preferencias y el presupuesto con tu ser querido (si es posible) y con tu familia.
Es fundamental que mientras cuides a un ser querido gravemente enfermo también cuides de ti mismo(a). Los investigadores han hecho mucho estudios sobre los efectos que cuidar enfermos genera en la salud y el bienestar. Por ejemplo, las personas que son cónyuges cuidadores que están entre los 66 y 96 años de edad y están experimentando estrés mental o emocional, tienen un riesgo de morir que es 63 por ciento superior al de las personas de su edad que no son cuidadores(as).
La combinación de la pérdida, el estrés prolongado, las demandas físicas de la atención, y las vulnerabilidades biológicas que son parte de la edad, elevan el riesgo de desarrollar problemas de salud significativos, así como una muerte más temprana. Por ello, es importante que a la par de resolver todos los pendientes relacionados con tu ser querido y los cuidados que le debes brindar, te des tiempo para relajarte y pidas la ayuda de otros familiares y amigos, pues de esa forma ayudarás a que tu cuerpo tenga una carga menor de estrés y más repartida, además de que te permitirá descansar y recuperar fuerzas para que continúes esta ardua labor.
No olvides tampoco consultar a tu médico para verificar que todo va bien con tu estado de salud mientras cuidas a tu enfermo y después de su pérdida. Asimismo, si crees conveniente recibir la ayuda de un terapeuta, no dudes en acercarte a él o a ella para que te sea más fácilmente superar la partida de tu ser querido, acudiendo primero que nada al apoyo familiar, del cónyuge y de las amistades.
Vía: HealthDay News