Es bien sabido que la mejor carta de presentación es el aseo personal. Sin embargo, el cuidado de la apariencia física y la constante búsqueda por lucir bien deja atrás, en muchas ocasiones, la higiene bucal. Acción que daña considerablemente la salud al desencadenar enfermedades dolorosas como gingivitis y caries.
De igual manera, las bacterias que se acumulan en la boca, por falta de limpieza, pueden generar halitosis, o mal aliento, perjudicando relaciones personales y reduciendo la calidad de vida.
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Sigue estas medidas y reduce la posibilidad de padecer malestares bucales. Recuerda que la prevención es la mejor arma contra el deterioro del cuerpo.
- Cepilla tus dientes después de comer. No es una medida complicada, puedes conseguirlo si mantienes un cepillo de dientes en el trabajo y otro en el hogar. Utiliza una pasta con propiedades antibacterianas para reducir el mal aliento.
- Recurre al hilo dental. Usando hilo dental, al menos una vez al día, podrás eliminar partículas de comida depositadas entre los dientes, ayudando a controlar el mal aliento.
- Cepilla tu lengua. Puedes reducir olores a través de un cepillado moderado de la lengua, la cual alberga bacterias. Las personas que fuman o tienen sequedad en la boca pueden beneficiarse del uso de un raspador.
- Mantén limpios tus aparatos dentales. Si utilizas un puente o una prótesis dental, debes realizar una limpieza a fondo al menos una vez al día o según las indicaciones del dentista. En caso de tener un retenedor o protector dental, es recomendable limpiarlo antes de colocarlo en la boca.
- Toma líquidos constantemente. Es importante mantener la boca húmeda. Bebe mucha agua y evita el tabaco, el café, los refrescos y el alcohol. Mastica chicle —preferiblemente sin azúcar— para estimular la saliva. En caso de tener boca seca crónica, acude a un especialista.
- Ajusta tus hábitos alimenticios. Evita alimentos como el ajo, las cebollas y alimentos muy azucarados, los cuales pueden causar mal aliento.
- Cambia tu cepillo dental con frecuencia. Es recomendable cambiar el cepillo cuando se deteriora, preferiblemente cada tres o cuatro meses. Elige un cepillo de cerdas suaves.
Visita a un dentista regularmente. Lo ideal es consultar a un especialista mínimo dos veces al año, con ello lograrás una buena higiene bucal y, por ende, mejorar tu salud.
Vía: Mayo Clinic