Si eres muy delgado o delgada debes tomar tus precauciones, ya que podrías tener más dificultades para sobrevivir a un infarto, según sugiere un nuevo estudio publicado en la revista PLOS-Medicine.
Para averiguarlo, los investigadores analizaron datos del Proyecto Cardiovascular Cooperativo – que tiene lugar en Estados Unidos -, el cual lleva un registro de los adultos mayores que habían sido hospitalizados por un infarto durante un promedio de 17 años después de haber sido dados de alta. Entre 1994 y 1996 -periodo que incluyó a 57,574 adultos- un 9.8 por ciento de ellos tenía un peso insuficiente, y el resto contaba con un peso normal. Sin importar si habían pasado 30 días o 17 años después de su primer ataque al corazón, las personas con bajo peso fueron más propensas a morir, teniendo entre 61 y 73 por ciento más riesgo de hacerlo que sus contrapartes con más kilos.
«Las curvas de supervivencia para los pacientes con bajo peso y peso normales divergieron tempranamente y se mantuvieron separadas durante los 17 años de seguimiento, lo que sugiere que los pacientes con bajo peso adquirieron una desventaja de supervivencia con el paso del tiempo», detallaron los investigadores.
Aunque tener un bajo índice de masa corporal (IMC) de menos de 18.5 ha sido vinculado por mucho tiempo con pobres resultados de salud, incluyendo no sobrevivir a un infarto, los investigadores querían hallar otras posibles razones que explicaran esta asociación. Por ejemplo, una enfermedad crónica grave a menudo causa una pérdida gradual de masa corporal en el cuerpo conocida como caquexia; y la pérdida de peso involuntaria es uno de los principales síntomas de debilidad.
Pero mientras las personas con bajo peso eran ciertamente más propensas a tener otros problemas de salud y ser más frágiles, un pequeño pero mayor riesgo de mortalidad se mantuvo después de que estos factores se tomaron en cuenta. Lo mismo ocurrió cuando se evaluó a personas que no tenían problemas de salud subyacentes, aunque sólo en el largo plazo. Lo anterior indica que la falta de peso conlleva sus propios peligros únicos después de un ataque al corazón.
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Igualmente importante, esto también significa que quizás haya medidas específicas que los médicos podrían tomar para ayudar a mitigar este riesgo añadido.
«Clínicamente, nuestros hallazgos implican que los pacientes con bajo peso pueden beneficiarse de las estrategias de tratamiento que se centran en promover el estado nutricional y el aumento de peso, independientemente de la razón de su bajo índice de masa corporal», expresaron los autores. Eso podría incluir cualquier cosa, desde proporcionar a los pacientes suplementos de alto contenido calórico, hasta prescribirles medicamentos o realizar consultas nutricionales una vez que salgan del hospital y regresen a casa. Y de hecho, los autores citan investigaciones que muestran que los pacientes con caquexia, como consecuencia de cáncer o enfermedad cardiaca, han tenido mejores tasas de supervivencia después de la terapia de aumento de peso.
No obstante, averiguar si la misma es válida para los pacientes de bajo peso que sufrieron infarto, con o sin caquexia, requerirá de estudios posteriores, advirtieron y concluyeron los investigadores.
Vía: Medical Daily