Si eres de esas personas que cuenta con un hijo o familiar con autismo, te gustará saber que ahora investigadores estadounidenses y suecos han creado un nuevo método para asignar y dar seguimiento de la función de los circuitos cerebrales afectados por este trastorno en los niños, utilizando imágenes cerebrales. Lo mejor es que esta nueva técnica brindará a los médicos y terapeutas una medida física de los avances que los pacientes están teniendo con los tratamientos conductuales y/o farmacológicos, un logro que había sido difícil de alcanzar.
Esta sería la primera vez que los especialistas podrían cuantificar cuánto ha trabajado uno de estos circuitos, así como evaluar la eficacia de una intervención. El trabajo se publicó en la revista Archives of General Psychiatry, y se centra en el uso de biomarcadores – indicadores medibles de un trastorno biológico – para medir la función del circuito de percepción social del cerebro.
«Esto es importante porque los biomarcadores nos dan un ‘por qué’ para entender el autismo en los niños que no hemos tenido antes«, afirmó el co-autor del trabajo Kevin Pelphrey. del Instituto de Autismo y Trastornos del Neurodesarrollo en la Universidad George Washington, EU. «Ahora podemos utilizar marcadores biológicos funcionales para identificar qué tratamientos serán efectivos para los casos individuales y medir el progreso», agregó.
Los investigadores analizaron 164 imágenes de 114 individuos y encontraron que los escáneres cerebrales de los circuitos de percepción social sólo indicaron la presencia de Trastornos del Espectro Autista (TEA) en los niños. El proyecto busca mejorar el tratamiento de los TEA al medir los cambios en el circuito cerebral de la percepción social en respuesta a distintas intervenciones.
Los autores piensan que los datos proporcionados por la exploración cerebral indicarían de manera fiable la función del circuito en los niños pequeños y en los pacientes mayores por igual. Además, otorgarían un diagnóstico más definitivo y facilitarían el desarrollo de un programa de tratamiento si no se tiene clara la efectividad de una terapia conductual, de un fármaco o de una combinación de ambos.
«Los síntomas del comportamiento de los TEA son tan complejos y variados que es difícil determinar si un nuevo tratamiento es eficaz, sobre todo dentro de un marco de tiempo realista», destacó Malin Björnsdotter, profesor asistente en la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, y autor principal del estudio. «Marcadores de la función cerebral pueden proporcionar las medidas específicas y los objetivos necesarios para llenar este vacío», añadió.
La nueva técnica no solo ayuda a identificar el tratamiento más eficaz para el TEA en una persona, sino que además demuestra que las imágenes del cerebro son una herramienta de intervención sumamente importante. Hoy en día, la resonancia magnética funcional, el tipo de escáner cerebral utilizado en esta investigación, no forma parte del tratamiento estándar de los TEA, pues no existe suficiente evidencia que vincule esta exploración a tratamientos eficaces.
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«Este tipo de imágenes puede ayudar a responder la pregunta: ‘Desde el primer día de tratamiento, ¿podrá beneficiarse este niño de una intervención conductual de 16 semanas?», comentó Pelphrey. «La respuesta a esta pregunta ayudará a los padres a ahorrar tiempo y dinero en el diagnóstico y los tratamientos», subrayó.
Después de este primer estudio, Pelphrey y su equipo probarán su método con un mayor número de personas con TEA y otros trastornos neurológicos, a fin de observar si el análisis puede distinguir exitosamente el TEA de otros trastornos y rastrear el progreso del tratamiento.
«Para ayudar realmente a los pacientes, necesitamos desarrollar técnicas de bajo costo y fáciles de usar que se puedan aplicar en cualquier grupo, incluyendo a los bebés y las personas con problemas graves de conducta», apuntó Björnsdotter. «Este estudio es un primer paso hacia ese objetivo».
Aunque el nuevo método por el momento sólo funciona para los niños con autismo, los científicos llevarán a gran escala un estudio con niñas con autismo para identificar técnicas equivalentes que funcionen para ellas. Los investigadores esperan tener los primeros resultados a finales de este año.
Vía: Agencia ID