Los niños son activos por naturaleza y disfrutan moverse. Sin embargo, a medida que crecen, puede resultarles complicado encontrar oportunidades para ejercitarse, debido al surgimiento de nuevas obligaciones.
Ante medios limitados, los padres pueden ayudar a incorporar una actividad en su rutina diaria, para establecer así un hábito de conducta que podría durar de por vida.
Cuando los niños se ejercitan, sus cuerpos responden correctamente gracias a los beneficios que otorga la actividad física, como:
- Músculos y huesos más fuertes.
- Control del peso.
- Reducción del riesgo de contraer diabetes tipo 2.
- Mejor sueño.
- Mejor actitud ante la vida.
Para lograr que tu hijo se active físicamente existen tres claves.
- Elegir actividades adecuadas para su edad. De no hacerlo, se puede aburrir y frustrar.
- Ofrecer muchas oportunidades para que sea activo. Ya sea proporcionando equipo o llevándolo a parques o centros recreativos.
- Hacer que el objetivo principal sea la diversión. Recuerda que los niños no van a participar en una actividad que no disfruten.
Considera que la práctica de una actividad mejora la habilidad del niño y lo ayuda a sentir que ha logrado algo, especialmente cuando los demás lo reconocen. Esto es fundamental para que los menores deseen continuar con ese estilo de vida y prueben actividades nuevas.
Además de la edad, es importante tener en cuenta su personalidad y actitud con respecto a la actividad física.
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Es posible que tu hijo no sea un atleta, es decir, que no tenga interés en el ejercicio; que sea un atleta superficial y corra el riesgo de desanimarse en un entorno competitivo; o que sea un atleta comprometido con el deporte y dispuesto a aumentar la práctica para competir.
Si te es fácil reconocer la capacidad o temperamento de tu hijo hacia el deporte, te será más sencillo ayudarlo a elegir una actividad.
Sea cual sea su personalidad, todos los niños pueden mantenerse activos y en forma. Tu actitud positiva será lo mejor para motivarlo a llevar una vida saludable.
Vía: Kids Health
