La piel revela si pasamos una mala noche o si estamos relajados, pero eso no es todo. Puede reflejar nuestro tipo de alimentación, es decir, si se ve sin brillo o reseca podría existir deficiencia de algunas vitaminas, así como de hidratación.
De acuerdo con la Academia Americana de Dermatología (AAD), para tener una piel saludable es esencial incluir vitamina D en nuestra dieta.
“Las fuentes alimenticias de vitamina D previenen el envejecimiento prematuro de la piel y disminuyen el riesgo de desarrollar cáncer. Por otra parte, sin vitamina D el cuerpo no puede usar el calcio y el fósforo, dos minerales necesarios para tener huesos saludables”, según el organismo.
Los rayos solares pueden proveernos vitamina D; sin embargo, la exposición directa al sol es factor de riesgo de cáncer de piel, por lo que se sugiere acceder a esta vitamina a través de la dieta.
Fuentes de vitamina D
- Queso.
- Mantequilla.
- Leche fortificada.
- Pescado.
- Cereales fortificados.
- Huevo
La falta de vitamina D en la dieta diaria influye en la aparición de raquitismo, así como en el debilitamiento y ablandamiento de los huesos, causados por la pérdida extrema de calcio. Si bien no es fácil obtener suficiente vitamina D de fuentes alimenticias, es posible recurrir a los suplementos.
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Considera que demasiada vitamina D puede hacer que los intestinos absorban mucho calcio, lo cual podría provocar:
- Depósitos de este mineral en el corazón y los pulmones.
- Confusión y desorientación.
- Daño a los riñones.
- Cálculos renales.
- Náuseas.
- Vómitos.
- Estreñimiento.
- Inapetencia
- Debilidad.
- Pérdida de peso.
Recomendaciones
Puedes exponerte a los rayos solares de 10 a 15 minutos, tres veces a la semana, con el fin de producir los requerimientos corporales de esta vitamina. Es necesario que el sol dé sobre la piel de la cara, los brazos, la espalda o las piernas. Puedes prescindir de protector solar.
Vía: Medline Plus/ Hola Doctor