Los hábitos alimenticios y todos aquellos que forman parte del estilo de vida, tarde o temprano generan consecuencias hormonales, físicas y emocionales en el cuerpo, pasando factura después de años de descuido.
Uno de ellos, es el aumento de peso. ¿Sabías que el metabolismo se desacelera un 10% con cada década de vida? Ante ello, a los 50 años deben establecerse cuidados específicos en cuanto a la alimentación se refiere.
Por ejemplo, en esta década deben consumirse, como mínimo, 50 gramos menos de proteínas en comparación con los 20 años, esto como medida para no aumentar de peso.
Durante esta etapa, también influyen de manera considerable las hormonas sexuales —testosterona y estrógenos—. En el caso de los hombres, la testosterona es la encargada de mantener la grasa abdominal dentro de los estándares aceptables.
En cuanto a las mujeres, la caída en la producción de estrógenos provoca la acumulación de grasa en la cadera, los muslos y los glúteos.
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¿Qué hacer ante los cambios?
Es sumamente importante recurrir al ejercicio diario, así como llevar una alimentación balanceada. Los alimentos deben contener:
- Calcio, para mantener huesos y dientes fuertes.
- Vitamina E, para contrarrestar los cambios en la textura de la piel y el cabello.
- Vitamina C, a fin de combatir los oxidantes y retardar los efectos del paso del tiempo.
Es importante no dejar de lado la hidratación, como mínimo ocho vasos de agua al día; así como no restringir ningún grupo de alimentos, aunque debe prestarse atención a las porciones, especialmente si se trata de grasas y dulces.
Diversos especialistas aconsejan tomar suplementos para contrarrestar la pérdida de masa muscular, producida por la edad.
Recuerda, no es bueno automedicarse. En caso de querer cubrir alguna deficiencia con medicamentos o suplementos debe ser con el acompañamiento y asesoría de un especialista.
Vía: El espectador