La Revista Británica de Medicina Deportiva publicó el día de ayer los resultados de un estudio que viene a confirmar que, como dice el dicho, nunca es tarde para empezar. Según la investigación realizada por científicos del Departamento de Epidemiología y Salud Pública de la Universtiy College de Londres, existe un vínculo entre las posibilidades de un envejecimiento sano y la cantidad de ejercicio que se realiza, incluso si se comenzó a ser activo físicamente una vez en el retiro.
El estudio fue financiado en parte por la Fundación Británica de Salud. Doireann Maddock, especialista en enfermería cardiovascular de la institución, señala que si bien la investigación demuestra que la actividad física es benéfica para la salud en cualquier momento que se inicie, es mejor no esperar a llegar a la edad de la jubilación para iniciar con ella. De hecho, señala, otra cosa que se confirmó con estos resultados es que los que mayores posibilidades mostraron de gozar de una buena salud al envejecer fueron quienes ya eran activos físicamente.
Los investigadores de la University College de Londres, liderados por el doctor Mark Hamer, realizaron un seguimiento de 3 mil 500 personas de entre 50 y 70 años de edad durante un periodo de ocho años. Al finalizar el estudio se clasificó a los participantes de acuerdo a su estado de salud en general y 19% entraron en la categoría de “envejecimiento saludable”, que incluyó a aquellos que se mantuvieron sin desarrollar ninguna enfermedad crónica grave, síntomas de depresión o algún impedimento físico o mental.
El análisis de los datos mostró la existencia de un vínculo directo entre las posibilidades de los participantes de estar dentro del grupo de envejecimiento saludable y la actividad física. Quienes se ejercitaron con regularidad todas las semanas tuvieron tres veces más posibilidades de tener una mejor salud física y mental que aquellos que no lo hicieron.
Este vínculo se mantuvo consistente incluso después de ajustar los resultados a factores de edad, sexo, fumadores, ingesta de alcohol, estado civil y nivel económico.
Cuando los investigadores observaron la diferencia entre “volverse activo” y “permanecer activo”, encontraron que incluso aquellos que comenzaron a ejercitarse tarde en la vida mantuvieron tres veces más posibilidades de estar en el grupo de envejecimiento saludable en el periodo de estudio.
Frente a esto, quienes siempre mantuvieron actividad física y la mantuvieron durante el estudio, sus posibilidades de ser catalogados como parte del grupo de envejecimiento sano fueron más de siete veces más que los participantes no activos.
En este sentido, Doireann Maddock explica que “bien vale la pena tomar el hábito de mantenerse activo, como bien sabemos, puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedad del corazón y muchas otras condiciones. Hasta 10 minutos cuentan, entonces incluso bajar del autobús un par de paradas antes o tomar un paseo vigoroso a la hora del almuerzo puede ayudar”.
Maddock señala que los adultos deben tratar de hacer algún ejercicio cada día y ponerse como objetivo 150 minutos semanales. La actividad debe ser lo suficientemente intensa como para elevar el ritmo respiratorio y sentirse un poco acalorado.
Vía: Revista Británica de Medicina Deportiva, Medical News Today