Los rayos X proporcionan información importante a los médicos que tratan de diagnosticar un problema óseo. Sin embargo, existen algunos riesgos asociados con la exposición a la radiación, especialmente si eres una futura mamá.
A pesar de dichos riesgos, hacerse una radiografía probablemente sea mejor para detectar cuestiones relativas a la salud del bebé que evitar practicarse una.
Por ello, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) sugiere estas maneras para minimizar tu riesgo:
- Informa siempre a tu médico si estás embarazada o podrías estar embarazada, para que, si lo requieres, te sometas a este procedimiento con la mayor seguridad.
- Si estás embarazada y el hermanito mayor necesita una radiografía, no sostengas a tu niño durante el procedimiento.
- Si tu médico solicita una radiografía, pero te has hecho una recientemente, infórmale que ya recibiste rayos X. Quizás no sea necesario sacar otra placa.
- Habla con tu médico acerca de por qué necesitas una radiografía y cuéntale tus preocupaciones sobre los riesgos que puede causar durante el embarazo.
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Recuerda, los rayos X son un tipo de radiación denominada «ondas electromagnéticas». Las imágenes de rayos X, comúnmente llamadas radiografías, muestran el interior de tu cuerpo en diferentes tonos de blanco y negro. Esto se debe a que diferentes tejidos absorben diferentes cantidades de radiación. El calcio en los huesos absorbe la mayoría de los rayos X, por lo que los huesos se ven blancos. La grasa y otros tejidos blandos absorben menos, y se aprecian de color gris. El aire absorbe la menor cantidad, causando que los pulmones luzcan negros.
El uso más común de los rayos X es para visualizar huesos rotos, pero los rayos X también tienen otros usos. Por ejemplo, las radiografías de tórax pueden detectar neumonía. Asimismo, las mamografías utilizan rayos X para detectar la presencia de cáncer de mama.
En general, se recomienda que las mujeres no se expongan a rayos X desde el momento en que crean estar embarazadas, aunque está demostrado que debe haber una exposición importante a la radiación para que afectar la salud del embrión o del feto. Aún así, es mejor posponer las pruebas radiológicas hasta después del parto, y sólo realizar aquellas consideradas imprescindibles y con una correcta protección de plomo en el abdomen.
Vía: Health Day News / Medline Plus / inatal