AlimentAcción, Obesidad y nutrición
Perder peso se reduce a una aritmética simple: Comer menos calorías que las que se queman.
Cambiar los alimentos altos en calorías por opciones bajas en calorías te ayudará a reducirlas sin cortar el tamaño de las porciones. Los alimentos lácteos son un buen lugar para comenzar, de acuerdo con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
Aquí te mencionamos algunos consejos para lograr esto sin que pases hambre.
1. Deja poco a poco la leche entera
Si sigues consumiendo leche y crema enteras, cambia gradualmente hacia las versiones de bajo contenido graso. Comienza por cambiar de leche entera a leche al 2 por ciento para tu café, cereal y recetas. A continuación, toma el siguiente paso a la leche al 1 por ciento y, finalmente, a la leche libre de grasa o descremada. Puedes hacer cambios similares con otros productos lácteos, como yogur y requesón.
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2. Elige yogur griego
Mezcla tu propia fruta fresca o unas gotas de extracto de vainilla con una porción de yogur griego natural sin grasa, para que te olvides de las opciones con más calorías. Obtendrás el doble de proteína que con los yogures regulares, con la ventaja de eliminar el azúcar añadido (y las calorías) de las variedades con sabor.
3. Intercambia tus quesos por otros bajos en grasa
¿Mueres de ganas por un queso? Elige los tipos que naturalmente son más bajos en grasa, como feta, cadena, de cabra y queso ricotta. También prueba las versiones reducidas en grasa de tus quesos favoritos, como cheddar.
Recuerda que la leche es una gran fuente de proteínas y otros nutrientes —como el calcio— necesarios para la salud ósea. Ésta suele ser fortificada con vitamina D, esencial para maximizar la obtención de calcio. ¿La moraleja con estos cambios? No dejes los productos lácteos, pero elimina la grasa.
Vía: Health Day News