Corazón, Diabetes, Obesidad y nutrición, Riñones
Un poco de ejercicio -trotar o caminar unas tres horas a la semana, por ejemplo- puede reducir el riesgo de desarrollar cálculos renales hasta en un 31 por ciento, según un nuevo estudio. Un equipo de investigadores revisó datos de más 84 000 mujeres post menopáusicas y encontró que cualquier actividad física ligera puede ayudar a prevenir la formación de estas piedras en los riñones. Incluso actividades de jardinería puede frenar su desarrollo, según el estudio, que fue publicado recientemente en la Revista de la Sociedad Americana de Nefrología.
“Incluso pequeñas cantidades de ejercicio pueden disminuir el riesgo de cálculos renales», dijo el autor del estudio, el Dr. Mathew Sorensen, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington. «No tienen por qué ser maratones, la intensidad del ejercicio no parece importar”, agregó.
Los cálculos renales, que se han vuelto cada vez más comunes, tienen una mayor incidencia entre las mujeres. Durante los últimos 15 años, la investigación ha demostrado que los cálculos renales en realidad podría ser un problema sistémico que implica algo más que los riñones. La investigación reciente ha vinculado las piedras a la obesidad, la diabetes, el síndrome metabólico y enfermedades del corazón.
Dentro de este estudio, se analizó la información recopilada desde 1990 sobre hábitos alimenticios y actividad física de las participantes. También se realizó un registro de índice de masa corporal y se detectó que la obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo de cálculos en los riñones; ingerir más de 2 mil 200 calorías diarias puede aumentar las posibilidades de cálculos renales hasta en un 42%.
«Ser consciente de la ingesta de calorías, controlar el peso y hacer un esfuerzo para ejercitarse, son factores importantes para mejorar la salud de nuestros pacientes en general, y tiene un vínculo con los cálculos renales «, dijo Sorensen.
El Dr. John Lieske, de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, señala que el estudio, que incluyó sólo a mujeres postmenopáusicas, se debe replicar en una universo mayor y más diverso. Es probable que las mujeres que realizan actividad física regular también tengan otros hábitos saludables que les ayudan a reducir el riesgo de cálculos renales, agregó.
«Sin embargo, la visión tradicional sobre los pacientes con cálculos a menudo se centra casi exclusivamente en la dieta, haciendo hincapié en el aumento del consumo de líquidos, del calcio dentro de la dieta normal, disminución de sodio y reducción del oxalato en la dieta”, explica Lieske en el artículo que acompaña al estudio.
Los resultados de esta investigación sugieren que a este enfoque se podría añadir la recomendación de actividad física moderada. El estudio, sin embargo, demuestra una relación de causa-efecto entre el ejercicio y la disminución del riesgo de cálculos renales. En este caso se pudo demostrar sólo una asociación entre ambos factores dentro de una pequeña porción de la población, por lo cual se requerirá de mayor investigación.
Vía: healthlibrary.com