El sobrepeso y la obesidad son dos factores de riesgo para una adecuada salud integral. Su presencia eleva de forma importante el riesgo de desarrollar diversos problemas serios de salud, como diabetes, enfermedades cardíacas e incluso cáncer.

Es por ello que los esfuerzos deben enfocarse en su prevención, sobre todo en los niños, población que lamentablemente se ha visto afectada de forma importante por este problema de salud.

Cifras indican que un importante porcentaje de los niños que presentan sobrepeso tienen un elevado riesgo de seguir presentando sobrepeso u obesidad cuando sean adultos.

Según expertos, el índice de masa corporal (IMC) en la niñez es un indicador que puede prever con cierta fidelidad posibles casos de obesidad en la adultez. Sin embargo, un reciente estudio concluyó que esta situación puede prevenirse.

De acuerdo con la investigación, existen un par de “periodos críticos” en los que se puede cambiar ese camino al aumento de peso.

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En general, las personas que presentan obesidad en la adultez tienden a tener más peso que sus pares ya a los 6 años de edad. Eso sugiere, indicaron los investigadores, que la niñez temprana es el primer periodo clave para la prevención de la obesidad más adelante.

El segundo periodo crítico es la adolescencia, indicó Marie-Jeanne Buscot, autora principal del estudio e investigadora posdoctoral en la Universidad de Tasmania, en Australia.

No todas las personas que tienen un peso elevado cuando son niños pequeños se convierten en adultos con obesidad, destacó la especialista. Eso es porque los que no tienen sobrepeso cuando son adultos fueron capaces de ralentizar su aumento de peso en alguno de estos dos periodos críticos, apuntó.

Los investigadores compartieron que, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), los niños pueden mantener un peso saludable cumpliendo factores clave, como:

1 Realizar el ejercicio suficiente. Los niños deberían hacer por lo menos una hora de actividad física la mayoría de los días de la semana, desde saltar la cuerda y correr, hasta la práctica de deportes o clases de baile.

2 Comer una dieta equilibrada. Es importante que esto lo realice toda la familia, los padres deben dar a los niños muchas frutas y verduras, así como granos integrales, productos lácteos, pescado, frijoles y carne magra.

3 Limitar el consumo de azúcares añadidos (incluyendo las bebidas endulzadas).

 

Vía: Health Day News