Enseñar a los niños a decir la verdad es una lección vital de la vida. Y tu enfoque como padre o madre puede determinar qué tan motivados estarán tus hijos para ser honestos.
Los niños más pequeños son más propensos a decir la verdad porque quieren complacerte; los mayores entienden que es lo correcto.
Asimismo, los niños mayores suelen sentirse menos motivados por la amenaza de ser castigados, así lo revela un estudio publicado en la revista Journal of Experimental Child Psychology. De hecho, las amenazas pueden tener el efecto opuesto, haciendo que los niños sean menos propensos a decir la verdad por temerle al castigo.
El comportamiento de un niño a menudo depende de su edad. Los niños menores de 6 años pueden no comprender el concepto de mentir. Pero los niños mayores de 6 años típicamente conocen la diferencia y saben cuándo están engañando a sus papás.
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Por ello, trata de entender qué podría llevar a los niños a mentir. Podrían estar bajo presión —y fallar— para satisfacer demandas abrumadoras, como pueden ser la obtención de grandes logros en la escuela o en los deportes. O podrían tratar de evitar verte al rostro y decepcionarte después de que se comportaron de una manera que les has enseñado que está mal. Ve si las circunstancias que motivaron la mentira necesitan ser cambiadas.
La forma en que manejes una mentira es muy importante. Las amenazas no parecen ayudar con la honestidad futura. Más bien, explícale a tu niño por qué la veracidad entre padres e hijos es clave para una buena relación y que estarán en muchos menos problemas si dicen la verdad cuando de hecho existe una complicación.
Ten en cuenta que si un niño te escucha decir «mentiras blancas» o se da cuenta de que dices verdades «a medias», le estás enviando un mensaje mixto y podrías estropear su lección de honestidad.
Vía: Health Day News