- Los padres quieren hacer todo lo posible para asegurarse de que sus hijos estén sanos y protegidos de enfermedades prevenibles. La vacunación es la mejor forma de hacer esto.
- La vacunación protege a los niños de enfermedades graves y complicaciones de enfermedades prevenibles por vacunación, que pueden incluir amputación de un brazo o pierna, parálisis de miembros, pérdida de audición, convulsiones, daño cerebral y muerte.
- Las enfermedades prevenibles por vacunas, como el sarampión, las paperas y la tos ferina, siguen siendo una amenaza. Éstas continúan infectando a los niños, resultando en hospitalizaciones y muertes cada año.
- Aunque la vacunación ha llevado a una disminución dramática en el número de casos de varias enfermedades infecciosas, algunas de ellas son muy comunes en otros países y son traídas al nuestro por los viajeros internacionales. Si los niños no son vacunados, podrían adquirir fácilmente una de estas enfermedades del viajero.
- Los brotes de enfermedades prevenibles ocurren cuando muchos padres deciden no vacunar a sus hijos.
- La vacunación es segura y eficaz. Todas las vacunas se someten a una revisión larga y cuidadosa en la que participan científicos, médicos y el gobierno para cerciorarse de que son seguras.
- Organizaciones estadounidenses como la Academia Americana de Pediatría, la Academia Americana de Médicos de Familia y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, apoyan fuertemente la protección de los niños con las vacunas recomendadas.
- La vacunación protege a otras personas de tu interés, incluyendo familiares, amigos y abuelos.
- Si los niños no están vacunados, pueden contagiar a otros que son demasiado jóvenes para ser vacunados o a personas con sistemas inmunológicos debilitados, como receptores de trasplantes y personas con cáncer. Esto podría resultar en complicaciones a largo plazo e incluso en la muerte para dicha población vulnerable.
- Todos tenemos un compromiso de salud pública con nuestras comunidades para protegernos mutuamente y proteger a nuestros hijos.
“Es como cuando empezamos a rescatar un barco que tiene una fuga lenta; el barco estaba lleno de agua (lleno de enfermedades). Hemos estado sacando el agua (vacunando) rápido y duro, y ahora el barco está casi seco. Si dejamos de sacar (vacunar) el agua, seguirá entrando al barco, ya que todavía hay una fuga (las enfermedades infecciosas siguen presentes)”.
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