La salud integral de los hijos es una de las prioridades de todo padre de familia. Es por ello que cuando un niño suele quejarse de alguna dolencia, los padres siempre tratarán de ayudarlo a superarla, tal es el caso del dolor de cabeza.
Los dolores de cabeza son un mal que puede mermar la calidad de vida de las personas que lo padecen. Y aunque normalmente es asociado a los adultos, estas dolencias también suelen afectar a los niños.
Ya sea que se trate de una leve molestia o un dolor martilleante, los dolores de cabeza son más comunes de lo que se cree entre la población infantil.
Por lo general, los niños tienen los mismos tipos de dolor de cabeza que los adultos y estos pueden llegar a ser hereditarios, ya que si los padres padecen este tipo de dolor, es muy probable que sus hijos también lo desarrollen.
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Los motivos por los que los pequeños pueden llegar a experimentar un dolor de cabeza son numerosos, destacando algunos como:
-Tomar ciertos medicamentos.
-Falta de sueño o cambio repentino en los patrones de descanso.
-Saltarse comidas.
-Deshidratación.
-Estar bajo demasiado estrés.
-Sufrir un traumatismo (golpe en la cabeza).
-Utilizar un dispositivo electrónico o ver la televisión durante mucho tiempo seguido.
-Problemas en la vista.
-Menstruación.
-Experimentar cambios hormonales.
-Hacer un viaje largo en coche o autobús.
-Escuchar música a un volumen muy alto.
-Estar expuesto a olores fuertes, como perfumes, humos o gases.
-Ingerir demasiada cafeína (en refrescos, café, té y/o chocolate).
Aunque la presencia de esta clase de dolores pueda alarmar a los padres, es importante saber que solo en contadas ocasiones un dolor de cabeza es síntoma de algún problema grave de salud. Sin embargo, los padres deben ir con su hijo al pediatra si los dolores de cabeza:
-Ocurren una vez al mes o con mayor frecuencia.
-No cesan con facilidad.
-Son particularmente fuertes.
En estos casos, el tratamiento dependerá de lo que determine el pediatra sobre cuál podría ser la posible causa.
Para la mayoría de los dolores de cabeza, puede bastar con acciones que se pueden llevar a cabo en casa. Para ayudar a aliviar estas afecciones, los padres pueden:
-Recostar a sus hijos en una habitación fresca, oscura y silenciosa.
-Colocarles un paño húmedo y fresco sobre la frente o los ojos.
-Ayudarlo a relajar y respirar profundamente.
-Asegurarse de que ha comido e ingerido la cantidad de líquido adecuada.
Vía: Kid’s Health
