Cuando nace un bebé, los padres de familia se llenan de preguntas sobre cuáles son las mejores medidas a tomar para cuidar su salud integral. Y precisamente una de las interrogantes que más dudas genera es saber si deben o no dormir en la misma cama con sus pequeños.

Socialmente, el hecho de que los padres compartan cama con un hijo recién nacido es un tema de debate y que suele levantar polémica, pues cada persona tiene su punto de vista.

Sin embargo, médicamente este tema no está a debate. Diversas instituciones, como la Academia Americana de Pediatría (AAP) y la Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo de Estados Unidos (CPSC, por sus siglas en inglés) no recomiendan compartir la cama con un niño menor de 2 años de edad.

De acuerdo con los profesionales de la salud, diversos estudios han constatado que compartir la cama con sus padres es la causa más frecuente de muerte en los bebés, elevando el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), que se define como la muerte repentina e inesperada de un niño menor de un año sin problemas de salud.

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Asimismo, una cama para adultos se asocia con diversos riesgos para la seguridad de un bebé, incluyendo:

-Asfixia debido a un colchón blando, de agua o a la ropa de cama que queda suelta u holgada en almohadas, sábanas, mantas o colchas.

-Quedar atrapado y asfixiarse al quedar aprisionado entre el colchón y la cabecera de la cama, la pared u otro objeto.

-Estrangularse con el armazón de la cama.

Aparte de estos riesgos, el hecho de que los padres compartan la cama con su bebé puede impedir que ellos descasen y duerman bien por la noche.

En lugar de compartir cama, lo que sí recomiendan instituciones como la AAP es que los padres compartan la habitación con su bebé, pero este se quede en su propia cama.

Para evitar los riesgos que conlleva compartir la cama con el bebé, al mismo tiempo que se aprovechan las ventajas de compartir con él la habitación, las instituciones recomiendan:

-Colocar un moisés o cuna junto a su cama. Esto permite mantener la proximidad, lo que puede ser fundamental para amamantar al pequeño. Hacer que el bebé duerma en su propio espacio dentro de la misma habitación que su madre reduce el riesgo de SMSL.

-Considerar la posibilidad de utilizar una cuna lateral que se pueda adosar a la cama de un adulto para garantizar la proximidad del bebé al tiempo que él descansa sobre una superficie independiente.

-Los bebés siempre se deben acostar boca arriba (apoyados sobre su espalda) sobre un colchón firme y estable sin ninguna almohada, manta, juguetes, animales de peluche u otros objetos cerca de él.

 

Vía: Kid’s Health