La formación de hábitos saludables se traduce en una mejor salud integral y calidad de vida. Es por ello que resulta de vital importancia que los padres inculquen estos comportamientos en sus hijos desde edades tempranas.
Sin embargo, no basta con que los padres indiquen a sus hijos los beneficios de los hábitos saludables, sino que los pequeños deben ver a sus progenitores llevarlos a la práctica para ellos poder imitarlos, señaló una especialista.
Los hijos no van a poder adoptar hábitos saludables, como comer de manera equilibrada o realizar actividad física, si no cuentan con el apoyo y el acompañamiento de sus padres, indicó Georgina Cárdenas López, doctora e investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De acuerdo con la experta, los niños dependen de los padres para forjar hábitos y estilos de vida saludables, ya sea por imitación o por el simple hecho de que existen actividades que aún por su edad no pueden realizar, como la preparación de alimentos.
“En lugar de tomar unas papas inmediatamente va a decir ‘no, no es saludable, debo esperar tres minutos a preparar los pepinos con limón’, pero eso quizá no lo pueda hacer un niño de ocho años”, ejemplificó Cárdenas López.
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Para que los padres logren inculcar hábitos saludables en sus hijos, expertos en salud recomiendan los siguientes consejos:
1 Motivarlos y explicarles en su lenguaje los pasos a seguir para practicar los hábitos, haciendo énfasis en los beneficios que éstos brindan a la salud integral y su bienestar.
2 Sensibilizarlos en cuanto a la importancia de tomar decisiones oportunas en relación al cuidado responsable de su salud y los efectos que estas pueden producir.
3 Intercambiar opiniones, escuchar sus preguntas y sugerencias, ya que los niños pueden actuar como comunicadores, proporcionando a los padres y a la familia nueva información que mejore sus condiciones de vida.
4 Mostrar de manera práctica las indicaciones de los pasos a seguir durante la rutina diaria para formar hábitos saludables. Los niños y las niñas comprenden mejor mirando que simplemente escuchando.