Un ojo morado (conocido en el ámbito médico como equimosis periorbitaria) es un hematoma (moretón) alrededor del ojo causado por una lesión en la cara o en la cabeza. Específicamente, la sangre y otros fluidos se acumulan en el área alrededor del ojo, causando hinchazón y moretones oscuros en el tejido.
Cuando ocurre una lesión o trauma en la cara, la piel alrededor del ojo —que es muy suave y holgada— es uno de los primeros sitios que se hinchan conforme el líquido se acumula. Aunque el nombre «ojo morado» pareciera indicarlo, usualmente el ojo en sí no se ve perjudicado. Muchos ojos morados sanan por sí solos en cuestión de días.
Los ojos morados son comunes entre los niños, particularmente entre los que practican deportes. La mayoría de los casos se pueden tratar con autocuidado en el hogar.
Por lo anterior, la Academia Americana de Oftalmología te sugiere cómo tratar con seguridad un ojo negro:
Conoce más: ¿Por qué también debes proteger tus ojos de los rayos UV?
- Usa una compresa de hielo durante 20 minutos a la vez, una vez cada hora, para reducir la hinchazón y aliviar el dolor.
- Usa una bolsa de verduras congeladas o cubitos de hielo envueltos en tela si no tienes una bolsa de hielo disponible.
- No uses carne cruda en un ojo morado. La bacteria en la carne cruda aumenta el riesgo de infección.
- Evita los deportes de contacto hasta que la lesión mejore.
- Si la hinchazón y el dolor no mejoran en unos días, consulta a tu médico.
Aunque la mayoría de las veces no es peligroso, un ojo morado puede ser una señal de que existe una lesión más seria. Por ejemplo, si se presenta sangrado dentro del ojo (condición llamada hifema), éste puede afectar la córnea y la visión. En ciertos casos de trauma en la cara o el ojo, puede elevarse la presión intraocular (condición llamada hipertensión ocular), lo que a su vez resulta en daño al ojo y a la visión si no es tratado. Si la condición de ojo morado ocurre en ambos ojos, esto puede ser indicador de que existe una fractura en el cráneo u otra lesión grave.
Por ello y si tú o alguien de tus hijos presenta la afección, acudan de inmediato a su oftalmólogo de cabecera para descartar problemas de mayor gravedad.