Cuando se trata de educar a un niño, tarde o temprano la mayoría de los padres de familia tendrán la misma duda: cuál es la mejor opción para que aprendan, ¿premiarlos o castigarlos?
Educar hijos es visto por muchas personas como una labor difícil. Sin embargo, hay quienes prefieren verlo como una excelente oportunidad de traspasarle a un pequeño toda su experiencia para ayudarlo a triunfar en la vida.
En ambos casos, los padres suelen toparse con una ‘pared’ cuando sus hijos adoptan comportamientos rebeldes o agresivos, como negarse a comer ciertos alimentos, resistirse a ir a la cama, agredir a compañeros de escuela y/o hermanos, etc.
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Cuando suceden estas actitudes, los padres se cuestionan si deben ser severos y castigarlos, o bien, idear un sistema de incentivos para persuadirlos a comportarse de forma más amable.
¿Qué dicen los especialistas?
“Muchos padres crecieron con castigos y es comprensible que se valgan de ellos. Sin embargo, los castigos tienden a intensificar el conflicto y bloquear el aprendizaje”, indicó Heather Turgeon, psicoterapeuta estadounidense.
De acuerdo con la experta, los castigos hacen que no solo los niños, sino las personas en general, tiendan a rebelarse, sentirse avergonzados o enojarse, a reprimir sus sentimientos o idear de qué forma evitar que los descubran.
Por otra parte, las recompensas tampoco son la respuesta. Premiar a los niños “puede mantenerlos bajo control temporalmente, pero el efecto puede desvanecerse o incluso ser contraproducente”, afirmó la especialista.
¿Qué es lo que se debe hacer?
Turgeon recomienda que en lugar de premiar o castigar a los niños por determinados actos, los padres deben esforzarse por involucrarse más con ellos, tratar de comprenderlos y sentir empatía, con la finalidad de descubrir por sí mismos qué es lo que no va bien con los pequeños.
“Cuando somos empáticos y realmente escuchamos a nuestros hijos, es más probable que ellos nos escuchen”, aseguró. Algunos consejos que recomienda la especialista para educar niños son:
1. Buscar el trasfondo.- “Los niños no golpean a sus hermanos, ignoran a sus padres ni hacen berrinches en el supermercado solo porque sí. Cuando nos enfocamos en lo que realmente está sucediendo, nuestra ayuda es más significativa y duradera”, subrayó.
2. Motivar en lugar de premiar.- Los padres deben hacerles saber a sus hijos que confían en ellos y que son parte de un equipo, esto evitará el tener que ofrecer una recompensa cada vez que el pequeño deba realizar una tarea.
3. Ayudar en lugar de castigar.- Se pueden mantener los límites y guiar a los niños sin castigarlos. Esto se logra ayudando a los niños a ser empáticos, comprender por qué motivo realizan una acción inadecuada y ayudarlos a resolver sus problemas.
Vía: The New York Times