Tomar café podría reducir el riesgo de muerte por cierto tipo de cirrosis hepática, según señala un nuevo estudio a gran escala.
El estudio incluyó a más de 63 mil participantes de ascendencia china, entre los 45 y los 74 años de edad, viviendo en Singapur. Desde 1993 se analizó información sobre su dieta, hábitos de vida e historia médica, dando un seguimiento de aproximadamente 15 años. Durante ese año, 114 participantes del estudio murieron por cirrosis.
Tomar dos o más tazas de café al día se asoció a una disminución del 66 por ciento en los riesgos de muerte por cirrosis hepática, provocada por causas no virales. Esto según el estudio publicado recientemente por la revista Hepatology.
Mientras que los virus son responsables de la mayor parte de las hepatitis, también se pueden desarrollar debido al abuso en el consumo de alcohol y drogas, o cuando el sistema inmune ataca por error a las células sanas del hígado, según informan los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos.
En el nuevo estudio, el consumo de café no disminuyó el riesgo de morir por cirrosis causada por el virus de hepatitis B, mientras que el uso excesivo de alcohol aumenta los riesgos, apunta el estudio.
Mientras que el estudio encontró un vínculo entre el consumo de cafeína y un menor riesgo de morir por cirrosis hepática en algunos pacientes, no prueba una relación causa efecto.
Se trata de la primera investigación en mostrar los diferentes efectos que el café tiene sobre el riesgo de morir por cirrosis hepática relacionada y no relacionada con el virus de la hepatitis, de acuerdo al investigador principal del estudio, el doctor Woon-Puay Koh, de la Escuela de Graduados Médicos de Duke-NUS en Singapur y de la Universidad Nacional de Singapur.
“Estos descubrimientos resuelven el aparente conflicto entre los resultados sobre los efectos del café en la muerte por cirrosis hepática en estudios realizados en el oriente y en el oeste”, explica Koh en un comunicado de prensa. “Nuestros descubrimientos sugieren que los beneficios del café serían menos aparentes en la población asiática, en la cual la hepatitis B crónica causada por un virus es común, esto se espera que cambie mientras que la incidencia de la cirrosis relacionada con la hepatitis no viral se incremente en la región”, agregó. El investigador atribuye estos posibles cambios al aumento de la “occidentalización” de los estilos de vida de los grupos de población más jóvenes.
La cirrosis, según la Organización Mundial de la Salud, provoca cada año el 1.3 por ciento de todas las muertes a nivel mundial.
Vía: Health Library