La fibra es conocida por su trabajo para ayudar a combatir el estreñimiento. Sin embargo, su consumo frecuente no solo cumple ese objetivo, sino que ofrece una amplia variedad de beneficios para la salud integral.
Estudios han encontrado que consumir fibra de forma cotidiana, además de prevenir el estreñimiento, ayuda a reducir el riesgo de sufrir infartos y derrames cerebrales, así como a mantener bajo control enfermedades como la diabetes tipo 2, la presión arterial y los niveles de colesterol ‘malo’.
Cantidad a consumir
¿Cuánta cantidad debemos consumir? Expertos de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, y la Universidad de Dundee, en Escocia, aseguran que el consumo ideal de alimentos ricos en fibra debe ser mínimo de 25 gramos al día.
Este componente se puede encontrar en alimentos como frutas, verduras, cereales integrales, pan y pasta integrales, legumbres como frijoles, lentejas y garbanzos, así como en los frutos secos y semillas.
¿Cómo saber que necesito consumir más?
De acuerdo con expertos, el cuerpo suele emitir una serie de señales que indican que es necesario un mayor consumo de fibra, entre las principales se encuentran:
1. Falta de energía.- La fibra, junto con la proteína y la grasa, ayudan a ralentizar la digestión, lo cual provoca que no se creen picos y bajones de energía como los que ocasionan los hidratos de carbono simples, como los azúcares refinados.
2. Continua sensación de hambre.- Su consumo provoca una absorción más lenta de nutrientes en el torrente sanguíneo, lo cual ocasiona que se sienta menos hambre a lo largo del día.
3. Problemas de estreñimiento.- Es quizá la señal más obvia. La fibra ayuda a mantener el movimiento en el intestino, facilitando las idas al baño.
4. Problemas de salud a nivel general.- Su consumo puede reducir el riesgo de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular, obesidad y diabetes tipo 2.