Cada cabeza es un mundo y —así como pasa con los adultos— la mente de los pequeños puede sufrir al no saber cómo manejar ciertos problemas. Si las cosas no mejoran solas, los niños y jóvenes pueden necesitar terapia para avanzar y comunicarse mejor.

Existen muchos mitos respecto al tema. El hecho es que existen personas capacitadas para apoyar con todo tipo de dificultades. Pueden ayudar a atravesar tiempos difíciles, como problemas familiares, escolares y de salud; también con sentimientos complicados, como la tristeza, el estrés o la baja autoestima.

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¿Qué sucede en la terapia?

Es necesario que el terapeuta se reúna primero con los padres. Harán preguntas y escucharán. Esto les ayuda a aprender más sobre el niño y su problema.

Si bien son un apoyo para resolver ciertos problemas y dificultades, también hay visitas con otro enfoque, por ejemplo:

  • Hablar. Conversar es una forma saludable de expresar sentimientos. Cuando los niños ponen sentimientos en palabras, en lugar de acciones, pueden actuar de mejor manera.
  • Realizar actividades. Los terapeutas usan actividades para enseñar sobre sentimientos y habilidades de afrontamiento. Pueden hacer que los niños dibujen o jueguen como una forma de aprender.
  • Practicar nuevas habilidades. La idea es que los niños practiquen lo que aprenden. Pueden participar en juegos donde los niños necesiten esperar su turno, usar el autocontrol, ser pacientes, seguir instrucciones, escuchar, compartir, intentar nuevamente o lidiar con perder.

Si es necesario, plantea la idea a tu familia y acudan todos juntos. Explícale a los más pequeños que pedir ayuda es normal y necesario. Pon el ejemplo y aprende a manejar tus emociones de forma saludable.

 

Vía: Kids Health