¿Qué es el autismo?
Es un grupo de trastornos (también llamados trastornos del espectro autista) con una base neurobiológica y que afecta a las personas en tres áreas principales: a) habilidades sociales, b) comunicación y lenguaje, y c) conductas repetitivas y estereotipadas. Al ser un espectro, las manifestaciones son tan variadas como los individuos que las viven, con diferentes niveles de discapacidad y de funcionamiento. La mayoría de estas manifestaciones aparecen antes de los 3 años de vida, y probablemente afectarán a la persona durante toda su vida.
¿Cuál es la causa del autismo?
No existe todavía una certeza total sobre sus causas. Se sabe que el autismo tiene una base poligenética, es decir, hay muchas variantes en los genes asociados con el desarrollo del cerebro. No es un único cromosoma o un gen mutante, sino que se trata de una combinación de múltiples alteraciones genéticas que se expresan de diferente manera en las personas con TEA. De ahí el concepto de espectro autista como un continuo de distintos tipos de autismo, posiblemente vinculados con diferentes alteraciones genéticas.
¿Es muy común el autismo en México?
Desafortunadamente, en México aún no existe un estudio epidemiológico que pueda responder completamente esta pregunta. La Clínica Mexicana de Autismo y Alteraciones del Desarrollo, A.C. (CLIMA) está llevando a cabo una investigación epidemiológica que podrá ofrecer algunas respuestas en un futuro próximo. Mientras tanto, y tomando en cuenta los datos de otros países donde sí hay estudios, se puede decir que 1 de cada 110 nacimientos es un niño(a) con autismo, y 1 de cada 70 casos es un varón. Así, actualmente el autismo representa la discapacidad del desarrollo de mayor crecimiento.
¿El autismo se cura?
Hasta el momento no existe una cura para el autismo. Existen tratamientos y terapias que ayudan a disminuir las conductas no deseables del transtorno, y que enseñan conductas funcionales y útiles a las personas con autismo. Estas terapias psicoeducacionales tienen respaldo científico y han sido reconocidas internacionalmente. También existen terapias “alternativas” que ofrecen “curas”. Sin embargo, no existe suficiente evidencia científica que las respalde.
¿Podrá mi hijo ir a la escuela, integrarse a la comunidad, etc.?
En términos generales, podemos decir que sí. Esto dependerá de dónde se encuentre el niño(a) dentro del espectro, qué tan temprana sea la intervención, y qué tan intensiva sea la aplicación de las técnicas y estrategias apropiadas para su aprendizaje. El tratamiento del niño(a) con autismo (en especial durante los primeros años) debe ser un esfuerzo compartido entre los padres, los profesionales y la comunidad, para dar los mejores resultados.
¿Si tengo un bebé después de mi hijo con autismo, también nacerá con autismo?
Al ser un trastorno con base genética, las probabilidades son altas (algunos autores mencionan que un hermano de un niño con autismo tiene entre 5 y 20 veces más probabilidades de estar dentro del espectro). Por esto es muy importante contar con toda la información necesaria, recibir asesoría profesional y dar seguimiento a los hermanos desde edades tempranas.
¿Qué hago si sospecho que mi hijo tiene problemas?
Busca ayuda inmediatamente con profesionales calificados y bien capacitados en los trastornos del desarrollo. La intervención temprana puede hacer una diferencia dramática en el desarrollo y el desempeño del niño/a con autismo. El cerebro, mientras más joven es, mayor es su plasticidad, por lo que el niño podrá aprender conductas apropiadas que le permitan su inclusión más fácilmente.
¿Es cierto que las vacunas producen autismo?
Este es uno de los debates más controvertidos actualmente en relación con el autismo. Algunas personas (muchos de ellos padres de familia) aseguran que sus hijos se “volvieron autistas” después de que fueron vacunados. Esto es comprensible si se toma en cuenta la frustración que muchos de esos padres viven ante un trastorno sin cura ni causa conocidas. Sin embargo, hasta este momento, los estudios científicos realizados sobre este tema no han podido establecer una relación causal clara entre las vacunas y el trastorno.
¿A mi hijo se le va a quitar el autismo cuando crezca?
El autismo es un trastorno del desarrollo, pero afecta a las personas durante toda su vida (es decir, no hay cura conocida). Por otra parte, es completamente posible enseñar a los niños con autismo conductas funcionales que les permitan explotar al máximo de sus capacidades potenciales. Los objetivos terapéuticos para jóvenes y adultos con autismo deben incluir habilidades de autocuidado, de autonomía e independencia (P.Ej., el uso del transporte público, habilidades para prepararse alimentos, etc.) y laborales en la medida de lo posible.
¿Cómo puedo saber si un niño tiene autismo?
No hay dos niños con autismo iguales. Las conductas pueden variar mucho entre uno y otro niño. Sin embargo, existen algunos signos de alarma que son visibles en los niños pequeños e incluso bebés, y que pueden ser indicadores confiables de riesgo. Como se mencionó antes, las manifestaciones se encuentran principalmente en las áreas de comunicación y lenguaje, socialización y conductas repetitivas y estereotipadas. Consulta los signos de alarma para más información.
¿El autismo es lo mismo que los trastornos del espectro autista?
En muchas ocasiones se utiliza “autismo” para evitar el uso de la frase “trastornos generalizados del desarrollo” o “trastornos del espectro autista”. En realidad, los trastornos del espectro autista son un grupo de cinco diagnósticos diferenciados que comparten algunas características: síndrome de Asperger, trastorno autista, síndrome de Rett, trastorno generalizado del desarrollo no especificado, y trastorno desintegrativo infantil.
¿Cuál es el profesional indicado para dar un diagnóstico de autismo?
Los neuropediatras, psicólogos e incluso a veces algunos maestros comunican estos diagnósticos a los padres. Sin embargo, lo ideal es que el diagnóstico lo realice un profesional (psicólogo, generalmente) con experiencia y capacitación específica en estos trastornos, ya que para un buen diagnóstico se requiere la aplicación de pruebas estandarizadas específicas, así como la observación clínica cuidadosa y experimentada.
Mi niño de 2 años fue diagnosticado recientemente con autismo. ¿Va a aprender a hablar?
Esta es una pregunta difícil de contestar sin contar con más información. Las personas dentro del espectro autista presentan un amplio rango de habilidades de lenguaje, y la ubicación de cada una dentro de este rango depende de varios factores. Esto puede ir desde el desarrollo de un habla muy funcional (generalmente, personas con Asperger o autismo de alto funcionamiento) hasta personas que no desarrollan ningún tipo de lenguaje hablado, lo que incluye todas las posibilidades intermedias. La existencia de otras condiciones médicas o de trastornos psicomotores asociados complica el pronóstico (por ejemplo, un niño con autismo y con discapacidad intelectual, o un niño con autismo y con retraso psicomotor tendrá menos probabilidades de desarrollar el habla). Otro factor importante es la intervención oportuna y apropiada, de forma que ésta fomente, ante todo, la comunicación del pequeño (la iniciativa para interactuar con el otro, el enganche emocional con las personas y las habilidades para transmitir necesidades, deseos, ideas, preferencias, etc.). Como se ha reiterado en otras ocasiones, la atención apropiada por profesionales calificados genera perspectivas de un mejor futuro para el niño con autismo.
¿Cuál es la causa del autismo? Mi esposo(a) es igualito a mi hijo(a) en algunas cosas. ¿Quiere decir que él/ella tiene la culpa de que mi niño(a) sea así? ¿O es que mi niño(a) aprendió de él/ella?
En primer lugar, es importante insistir en que el autismo no es culpa de nadie. Los trastornos del espectro autista son condiciones neurobiológicas con base genética. ¡Nadie escoge los genes que hereda a los hijos! Por lo tanto, no podemos ni debemos culpar a ningún familiar por esta situación. Por otra parte, se ha observado que algunos familiares de personas con autismo presentan rasgos de conducta similares a los del autismo. Esto se conoce como el fenotipo ampliado, en el que se presupone que, en esos familiares, algunos de los genes se están manifestando sin llegar a producir todo el cuadro de un trastorno del espectro autista. Sin embargo, esto no quiere decir que la conducta (o el trastorno) sea “aprendida”.
Mi hijo tiene 4 años y medio y le acaban de diagnosticar un trastorno del espectro autista no especificado. ¿Estamos a tiempo?
Para poder responder a esta pregunta sería necesario preguntar antes: ¿a tiempo para qué? ¿Para que se le “quite” el trastorno?
En general, los trastornos del espectro autista se consideran condiciones de vida que no se “curan” ni se “quitan”; la aplicación de terapias especializadas proporciona elementos a la persona con autismo para que logre tener una vida funcional en la medida de su potencial.
Si la pregunta se refiere a “a tiempo para hacer una intervención temprana”, la respuesta es: teóricamente, la intervención temprana debe tener lugar entre los 18 y los 36 meses de edad. Si la pregunta se refiere a “estar a tiempo para ayudar a la persona con autismo”, la respuesta es un rotundo SÍ. Todas las personas dentro del espectro autista crecen, se desarrollan y cambian en el curso de sus vidas. El propósito de los enfoques terapéuticos es brindar la mayor cantidad de herramientas conductuales y cognitivas posibles, de acuerdo con la edad, el nivel de desarrollo y las necesidades de cada persona, para permitirle explotar sus habilidades y llevar una vida funcional y plena.
Qué tan lejos llegue cada persona dependerá en gran parte de su potencial neurobiológico, pero también de qué tan apropiada, intensiva y temprana haya sido la intervención. Cuatro años y medio es una edad aceptable para iniciar un tratamiento si éste tiene la orientación adecuada y si se cuenta con la colaboración de la familia, los especialistas y la escuela (en el caso de estar integrado a una escuela).