El tobillo es una articulación conformada por el hueso denominado astrágalo y el extremo inferior de los dos huesos de la pierna.

Los ligamentos, que conectan los huesos entre sí, tienen como función estabilizar y dar soporte a la articulación. Por su parte, los músculos y tendones lo mueven.

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Debido a que es una articulación con demasiada movilidad, es común la aparición de algunos dolores. Los cuales pueden aparecer en cualquier persona, independientemente de su edad.

¿Cuáles son las causas?

La causa más común de un dolor de tobillo es un esguince, que consiste en una lesión en los ligamentos que conectan los huesos entre sí.

En la mayoría de los casos, cuando sucede un esguince, el tobillo se tuerce hacia adentro, lo que causa pequeños desgarros en los ligamentos. Este desgarro ocasiona inflamación y hematomas, dificultando que una persona puede apoyar su peso sobre la articulación.

Sin embargo, los esguinces no son los únicos causantes de dolor en el tobillo. Otras causas que propician esta molestia son:

1. Daño o hinchazón en los tendones o el cartílago.

2. Infección en la articulación del tobillo.

3. Osteoartritis, gota, artritis reumatoidea, síndrome de Reiter y otros tipos de artritis.

4. Bloqueo de los vasos sanguíneos en la pierna.

5. Dolor o lesiones en el talón.

6. Tendinitis alrededor de la articulación del tobillo.

7. Lesiones a nervios (como el síndrome del túnel tarsal o ciática).

El tratamiento para reducir y eliminar el dolor dependen de la causa, por lo que es recomendable acudir al médico en cuanto se sientan las primeras molestias.

Dependiendo del caso, una lesión puede demorar desde unas semanas o incluso varios meses para sanar por completo. Cuando el dolor y la hinchazón hayan desaparecido en su mayor parte, el tobillo lesionado todavía podría estar un poco más débil y sentirse menos estable.

¿Cuándo ir al médico?

Se recomienda ir inmediatamente al médico en los siguientes casos:

-Existe dolor intenso incluso cuando el tobillo no está soportando peso.

-Hay sospecha de una fractura ósea (la articulación parece deforme y no se puede poner ningún peso sobre la pierna).

-Se puede escuchar un sonido crujiente y tener dolor inmediato en la articulación.

-No se puede mover el tobillo de un lado a otro.

-La inflamación no disminuye en cuestión de 2 a 3 días.

-Hay síntomas de infección.

-El dolor no desaparece después de varias semanas.

-Otras articulaciones también están comprometidas.

-Existen antecedentes de artritis.

 

Vía: Medline Plus