La obesidad, la falta de actividad física, la hipertensión, las concentraciones elevadas de colesterol en la sangre y el tabaquismo son algunos de los factores de riesgo que pueden llevar a la enfermedad coronaria. Este padecimiento, que es el más común en el corazón de los adultos, con el tiempo puede debilitar el músculo y conducir a diversos problemas.
Sucede cuando en las paredes internas de las arterias coronarias se acumula una placa (formada por grasa, colesterol y calcio, entre otras sustancias). Esto las estrecha y endurece, provocando la disminución de la circulación de sangre rica en oxígeno hacia el corazón, a éste padecimiento se le denomina aterosclerosis.
Entre sus síntomas más frecuentes se encuentra la angina que se manifiesta como un dolor o presión en pecho y la dificultad para respirar (cuando la enfermedad ha causado insuficiencia cardíaca). Asimismo, pueden presentarse arritmias y hasta un ataque cardíaco. Por ello, es importante acudir al doctor para recibir el tratamiento adecuado.
Para lograr un diagnóstico se evalúan los antecedentes médicos y familiares, factores de riesgo, y se realiza una exploración física a través de diferentes exámenes. Entre los que pueden mencionarse electrocardiogramas, pruebas de esfuerzo, ecocardiografías y radiografías del tórax.
Aunque los factores de riesgo son numerosos, algunos pueden controlarse para prevenir o retrasar la enfermedad coronaria.
Comer saludablemente es una prioridad, dado que las comidas ricas en grasas saturadas, colesterol, sal y azúcar elevan los riesgos de sufrir este padecimiento. Además, a través de una alimentación sana es más fácil mantener un peso adecuado.
Beber alcohol con moderación, dejar de fumar, tener actividad física y controlar el estrés son también medidas indispensables.
No olvides seguir las instrucciones de tu médico y tomar las medicinas como se te ha indicado. Estos fármacos permitirán disminuir el trabajo que hace tu corazón, aliviar los síntomas, disminuir las probabilidades de sufrir un ataque cardíaco, bajar el colesterol o prevenir la formación de coágulos.
Vía: Instituto Nacional del Corazón, Pulmones y la Sangre de los Estados Unidos