Casi todo el mundo tiene ocasionalmente problemas para conciliar el sueño y dormir toda la noche. Esto impide tener un descanso adecuado y puede afectar la capacidad de concentración de las personas.
Estar bajo un fuerte estrés, sentirse deprimido, pasar por una experiencia emocional perturbadora, tener horarios laborales que cambian con frecuencia o hacer poco ejercicio son algunos de los factores que provocan este trastorno en el sueño.
Otras causas como el alcohol, ciertos fármacos, el tabaquismo y el consumo excesivo de cafeína –especialmente en las últimas horas del día– también pueden detonar o agravar el problema.
Al revisar estos factores de riesgo, es posible empezar a transformar ciertas costumbres o trabajar con las emociones que podrían estar afectando el descanso.
Es necesario que revises todos tus hábitos de sueño y que no dudes en cambiar todos los que no fomentan un estilo de vida saludable.
Es importante que trates de acostarte siempre a la misma hora.
Revisa tu dormitorio; asegúrate de que tenga las condiciones correctas para el descanso, que no entre demasiada luz, que no llegue el ruido y que tenga una temperatura adecuada. De igual forma, procura que tu ropa para dormir sea cómoda.
No hagas siestas diurnas.
Olvídate del uso de computadoras o teléfonos en la cama, de igual manera, es recomendable que no veas la televisión desde este espacio. En realidad, es preferible que intentes utilizar tu cama sólo para dormir.
Toma en cuenta que cada organismo requiere un tiempo de descanso diferente.
Si este padecimiento se ha convertido en un problema en tu vida cotidiana, es necesario que vayas con el médico para que evalúe tu condición según el caso específico.
Vía: HealthDay News, MedlinePlus