El distrés de la diabetes es el dolor emocional que se esperaría de alguien que tiene que gestionar una enfermedad crónica y exigente; en este sentido, es común que las personas se sientan culpables porque el azúcar en la sangre no está controlada, al igual que abrumados por el padecimiento.
Sin embargo, es importante no confundirlo con la depresión, cosa que sucede con frecuencia.
«Intentamos hacer una distinción entre el distrés por la diabetes y la depresión. Tener cierto nivel de distrés es parte del espectro de la diabetes», explicó Lawrence Fisher, autor de un estudio sobre el tema y profesor de medicina familiar y comunitaria de la Universidad de California.
No obstante, la investigación sugiere que mediante algunas intervenciones sencillas se puede reducir significativamente este padecimiento.
Se incluyeron a 392 personas con diabetes tipo 2 con una edad promedio de 56 años, poco más de la mitad eran mujeres y el tiempo promedio desde su diagnóstico era de 7 años. Las personas con este tipo de diabetes no producen suficiente insulina, que es necesaria para transformar la comida en energía y se vincula con una mala dieta y un estilo de vida sedentario.
A cada paciente se les asignó una de tres intervenciones: una evaluación general, educación y respaldo; un programa de autogestión asistido por computadora y respaldo o, bien, el programa de computadora con una terapia de resolución de problemas que aborda el distrés en forma directa.
Luego de 4 y 12 meses, todos los participantes de los grupos mostraban reducciones significativas de este padecimiento; en todo caso, las que tenían el nivel más alto requerían una tercera intervención: alguien que se sentara a conversar con ellos.
Y es que llevar el lado emocional de la diabetes a la atención clínica de forma regular y preguntar a los pacientes sobre la manera en qué se sienten les ayuda a identificar y normalizar sus sentimientos, pues, a decir de Fisher, abordar el distrés lleva a mejores resultados en la enfermedad.
En tanto, otro estudio –no relacionado con el anterior– resaltó la importancia de diferenciar entre la depresión y el distrés de la diabetes, sobre todo cuando se refiere a la diabetes tipo 1 (donde las personas no producen insulina).
Según los hallazgos de esta investigación, durante décadas las personas con diabetes tipo 1 y con depresión, tenían mayores probabilidades de morir. En ella se observaron a 658 personas diagnosticadas antes de los 17 años con diabetes tipo 1, entre 1950 y 1980.
«Los que presentaban síntomas más graves [de depresión] tenían de dos a tres veces más probabilidades de morir en los próximos 22 años», apuntó el doctor Trevor Orchard, profesor de epidemiología, medicina y pediatría de la Universidad de Pittsburgh y autor principal del estudio.
En todo caso, no se ha establecido por qué tener depresión y diabetes condujo a un mayor riesgo de muerte.
«La depresión también se asocia con unos peores hábitos de alimentación, menos ejercicio, un estatus socioeconómico más bajo y varios estados fisiológicos, como la inflamación y la inmunodepresión», comentó Orchard.
Sin embargo, incluso cuando se controlaron estos factores, continuó habiendo una relación entre la depresión y un mayor riesgo de muerte.
«La diabetes tipo 1 conlleva mucho más que el azúcar en la sangre, y debemos abordar todos los aspectos de la salud de un individuo. Quizá con estudios posteriores podamos añadir la depresión a la lista de factores a controlar», planteó.
Dado que ambos estudios aún no se han publicado en una revista médica revisada por especialistas, estos hallazgos deben considerarse como preliminares.
Vía: HealthDay News