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De acuerdo con especialistas, la situación de cuarentena por la pandemia de COVID-19 puede generar mayores tensiones en las relaciones familiares y en pareja.

Por ello, Dubravka Šimonović, relatora especial de la Organización de las Naciones Unidos (ONU) sobre la violencia contra la mujer, ha alertado que las medidas de aislamiento pueden propiciar un aumento en la violencia doméstica.

“La necesidad de aislarnos, el encierro, las crisis externas de tipo económicas y de salud afectan directamente nuestra necesidad básica de seguridad”, advirtió José Raúl Sánchez, director de Bienestar y Consejería de la Región Sur del Tecnológico de Monterrey.

El experto subraya que el aislamiento puede generar una activación emocional elevada y ocasionar alta irritabilidad, síntomas de estrés y ansiedad.

Esto puede dar como resultado malas decisiones, que a su vez pueden desencadenar conductas poco asertivas y, en consecuencia, llevar a las parejas a un momento de crisis.

Otro aspecto que puede potenciar los problemas de las parejas es el de compartir todo el tiempo el mismo espacio físico, sin que haya otros lugares donde puedan interactuar, añade Sánchez.

Todo esto también impide a los integrantes de la familia poner límites claros entre jerarquías (pareja-padres) y la transmisión de dichos límites a los hijos, subrayó Angelica Figueroa Saldaña, coordinadora de Consejería del Tec de Monterrey campus Puebla.

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“La interacción con los hijos y el esfuerzo físico, emocional y mental que conlleva la tarea de apoyarles a cubrir necesidades como el juego y las labores escolares pueden limitar el tiempo individual y de pareja, generando situaciones de tensión e incrementando el estrés”.

Aunque algunas familias quizás cuentan con espacios amplios que promueven la interacción; hay otras que no los poseen, lo que puede generar crisis adaptativas en la pareja y en la familia.

¿Cómo afrontar estas tensiones?

Los expertos aconsejan a las parejas recordar los elementos esenciales que en un principio los unieron y les han permitido mantener una relación estable.

“Conversar, compartir, recordar, disfrutar y proyectar aquello que en un principio les unió es una manera maravillosa de estimular el sistema límbico, la zona del cerebro que regula las emociones y donde se encuentra el aprendizaje de esos eventos significativos”, recomendó Sánchez Ledesma.

También es fundamental revalorar los recuerdos, pues tienen significado para las personas y les ayudan a renovar el horizonte, así como retomar hobbies olvidados, tiempo de juegos y charlas amenas.

“Una rica copa de vino, y una buena música, serían un excelente recurso para salir un poco de la rutina y recontactar con la magia”.

Lo mismo aplica para los hijos (exceptuando el vino claro si no son mayores de edad). Busquen tareas y pasatiempos que disfruten en familia, como jugar juegos de mesa, ver películas o contar historias y anécdotas.

En el caso específico de las parejas, también pueden poner en práctica estas recomendaciones:

  • Lleven un registro de aquello que cada uno hace positivamente, es decir, de conductas agradables que generen curiosidad o admiración, para después llegar al fin de semana y darse un momento para compartir y platicar esa lista.
  • Agradezcan por aquellas cosas que cada uno ha hecho.
  • Siempre intenten darse una disculpa de manera auténtica.
  • Piensen qué puede mejorar cada uno para beneficiarse como pareja durante la siguiente semana (este último paso es individual, no se comparte, pero se realiza cada semana).

 

Vía: Tec de Monterrey