Un estudio dirigido por la UCLA encontró que la capacidad de comunicación de los niños con autismo y habilidades verbales mínimas, pueden mejorar en gran medida por medio de intervenciones personalizadas combinadas con el uso de tabletas computacionales.
Este trabajo –que duró tres años y fue encabezado por Connie Kasari quien trabajó con investigadores de la Universidad de Vanderbilt y del Instituto Kennedy Krieger– examinó diferentes enfoques y encontró que las habilidades lingüísticas de los niños mejoraron cuando la terapia de comunicación –y social– se personalizó con base al progreso individual y fue asistida con el uso de las tabletas.
El ensayo incluyó 61 niños con trastorno del espectro autista (TEA) de entre 5 y 8 años. Durante seis meses, cada uno recibió terapia centrada en los gestos de comunicación social, como señalar, así como en las habilidades de juego y lenguaje hablado.
El 50 por ciento se eligió al azar para usar también aplicaciones de generación de voz en las tabletas durante al menos la mitad de su sesión. Estos dispositivos se programaron con clips de audios con las palabras que los niños estaban aprendiendo e imágenes de los objetos correspondientes.
Trabajando con el terapeuta, el niño puede tocar la imagen de un bloque, por ejemplo, y la tableta reproducir el audio de la palabra “bloque”. Así, se halló que quienes tuvieron acceso a las tabletas durante la terapia eran más propensos a utilizar el lenguaje de forma espontánea y social, que los niños que recibieron sólo la intervención de comunicación.
Asimismo, notaron que utilizar la tableta al inicio del tratamiento era más efectivo que introducirla más tarde durante la terapia.
«Fue notable lo bien que la tableta trabajó en el suministro de acceso a la comunicación para estos niños”, señaló Kasari. “Los niños que recibieron la intervención conductual junto con la tableta para apoyar sus intentos de comunicación progresaron más rápido, en especial, en el uso del lenguaje hablado”.
Asimismo, se llevaron a cabo visitas de seguimiento tres meses después del periodo de estudio inicial y se encontró que la mejoría se había mantenido durante ese tiempo.
En todo caso, debe señalarse que aproximadamente 30 por ciento de los niños permanecieron mínimamente verbales, incluso después de varios años de intervención.
Vía: UCLA