COVID-19, Obesidad y nutrición
Durante el aislamiento por COVID-19, es fundamental que consumas vitamina A, ya que es necesaria para la función de las células nerviosas sensibles a la luz en la retina del ojo. Asimismo, ayuda a mantener saludable la piel y el revestimiento de los pulmones, el intestino y el conducto urinario, siendo esencial para fortalecer el sistema inmune.
Hay dos tipos distintos de vitamina A que se encuentran en los alimentos:
- Vitamina A preformada.- Se encuentra en productos de origen animal como carne de res, pescado, huevos, aves de corral y productos lácteos (como leche descremada fortificada).
- Provitamina A.- Se encuentra en alimentos de origen vegetal, como frutas (sobre todo de color naranja y amarillo) y verduras (como brócoli, espinaca y la mayoría de las hortalizas de hoja verde). El tipo más común de provitamina A es el betacaroteno.
La vitamina A también puede obtenerse mediante suplementos dietéticos. En la mayoría de los casos, se presenta en forma de acetato de retinilo o palmitato de retinilo (vitamina A preformada), betacaroteno (provitamina A) o una combinación de vitamina A preformada y provitamina A.
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Cabe destacar que la deficiencia de esta vitamina puede ocasionar múltiples daños a la salud. Por ejemplo, es causa frecuente de ceguera y de xeroftalmía, un trastorno de la retina en donde, al poco tiempo, el blanco de los ojos y las córneas empiezan a secarse, el cual puede dar lugar a ceguera nocturna.
La falta de vitamina A también hace que la piel se torne reseca y escamosa, el revestimiento de los pulmones, del intestino y de las vías urinarias se haga más grueso, y que las infecciones se vuelvan más frecuentes, sobre todo en bebés y niños.
De acuerdo con el Manual de Merck de Información Médica General, los trastornos que afectan la absorción de las grasas también pueden reducir la cantidad de vitamina A en el organismo, y las cirugías de intestino o de páncreas pueden causar el mismo efecto.
Para diagnosticar deficiencia de vitamina A se deben manifestar los síntomas antes citados, el tratamiento consta de la administración de dosis altas durante varios días. Si los síntomas persisten después de dos meses, los médicos suelen realizar pruebas para detectar un trastorno subyacente, que podría estar alterando la absorción de las grasas.
Vía: Notimex / Medline Plus
