Si existe una «nueva normalidad» durante la crisis por COVID-19 es un estado constante de estrés, que se ha vuelto particularmente intenso para muchos padres que deben mantener la casa, trabajar desde ahí y tratar de mantener el aprendizaje en línea de sus hijos al mismo tiempo, así lo dio a conocer la encuesta Stress in America 2020, la primera de al menos tres planeadas para medir el estrés relacionado con la pandemia y que evaluó a más de 3000 adultos entre el 24 de abril y el 4 de mayo.
Casi la mitad (46%) de los encuestados que tienen niños menores de 18 años dijeron que su nivel promedio de estrés es alto en estos días. Solo el 28% de los adultos sin hijos menores dijeron lo mismo.
«Las ramificaciones de salud mental de la pandemia de coronavirus son inmensas y crecientes», señaló Arthur Evans Jr., director ejecutivo de la Asociación Americana de Psicología (APA), que patrocinó la encuesta.
Otros hallazgos clave fueron los siguientes:
- Con las escuelas cerradas, casi las tres cuartas partes (71%) de los padres dijeron que el aprendizaje a distancia/en línea para sus hijos es una fuente importante de estrés.
- Es más probable que las necesidades básicas, como el acceso a alimentos y vivienda, sean un estrés significativo para los padres que para aquellos que no tienen hijos (70% versus 44%).
- Dos tercios de los padres dijeron estar estresados por el acceso a los servicios de atención médica, en comparación con el 44% de los no padres. También están más molestos por la falta de eventos importantes, como bodas y graduaciones (63% para padres versus 43% para otros).
Si bien los padres pueden verse abrumados por las demandas competitivas de un trabajo, la educación en el hogar y los posibles contratiempos financieros de la pandemia, Evans enfatizó que sus hijos están tomando nota.
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«Los niños son buenos observadores y a menudo notan y reaccionan al estrés o ansiedad de sus padres, cuidadores, compañeros y comunidad», indicó. «Los padres deben priorizar su autocuidado y hacer todo lo posible para modelar formas saludables de lidiar con el estrés y la ansiedad».
Siete de cada 10 encuestados calificaron la economía actual como una fuente importante de estrés, en comparación con el 46% de la encuesta del año pasado. El 75% también reportó el trabajo como un factor estresante significativo, en comparación con el 64% en 2019.
La APA dijo que los niveles de estrés actuales son similares a los de la Gran Recesión de 2008.
Asimismo, mencionó que la gente de color parece estar especialmente afectada por las preocupaciones relacionadas con la pandemia, lo que incluye el miedo a contraer el coronavirus (71% versus 59% de los blancos); ser capaz de satisfacer las necesidades básicas (61% versus 47%); y acceso a servicios de salud (59% versus 46%).
Aproximadamente 2 de cada 5 adultos hispanos dijeron que su nivel promedio de estrés relacionado con la pandemia durante el último mes fue de entre 8 y 10 en una escala de 10 puntos.
Los adultos hispanos tuvieron más probabilidades de decir que constantemente o con frecuencia sienten estrés debido a la pandemia (37%). Esto se compara con el 32% de los blancos, el 32% de los negros, el 31% de los nativos americanos y el 28% de los asiáticos.
Evans subrayó que estos resultados deben fungir como un llamado a la acción.
«Necesitamos prepararnos para las implicaciones a largo plazo del trauma colectivo que enfrenta la población», aconsejó. «A nivel individual, esto significa cuidarse unos a otros, mantenerse conectados, mantenerse activos y buscar ayuda cuando sea necesario».
Vía: Health Day News