La ulcerosa, la microscópica, la asociada al uso de medicamentos, la hemorrágica, la nerviosa, la isquémica y la enfermedad de Crohn son los diversos tipos de este padecimiento.
Sólo el médico puede determinar si se padece este problema y en dado caso, de qué tipo; por ello, resulta fundamental visitarlo oportunamente para que luego de un diagnóstico certero, se pueda tener el tratamiento adecuado.
La colitis ulcerosa, es una enfermedad inflamatoria crónica relacionada con factores infecciosos, alergénicos, autoinmunes y psicológicos, sin embargo, su causa exacta no está completamente identificada.
Alrededor de la mitad de las personas con este padecimiento tienen síntomas leves y tienen una probabilidad moderada de responder de manera correcta a los medicamentos; no obstante, algunos casos específicos, requieren la extirpación del intestino grueso para un adecuado control.
En tanto, la enfermedad de Crohn es un trastorno inflamatorio de todo el tracto digestivo con etiología genética y ambiental. A pesar de que aún no existe una cura para esta enfermedad, el tratamiento puede ofrecer gran ayuda a los pacientes.
La colitis nerviosa es un trastorno funcional digestivo caracterizado por distención y cambios en el funcionamiento intestinal como una respuesta del organismo al estrés, entre otros factores. Para tratar esta enfermedad, es importante realizar cambios en algunos hábitos de estilo de vida y el control de la ansiedad.
La colitis asociada al uso de medicamentos, se presenta cuando se consumen medicamentos que tienen fármacos o sustancias activas que causan irritación. Por ejemplo, los antibióticos de amplio espectro pueden provocar esta inflamación, debido a que eliminan bacterias normales del intestino permitiendo que otras bacterias crezcan.
Calambres abdominales y diarrea sanguinolenta son síntomas de la colitis hemorrágica causada por algunas cepas de la bacteria Escherichia coli (E. coli). Aunque la mayoría de sus cepas son inofensivas, algunas pueden causar graves enfermedades por causa de consumo de alimentos contaminados con ésta bacteria.
La principal característica de la colitis microscópica es una diarrea acuosa sin sangre de semanas de evolución y sin otra sintomatología abdominal acompañante, su diagnóstico habitualmente se realiza mediante los hallazgos microscópicos de una mucosa de colon con un aspecto macroscópico normal. Se divide en dos tipos: la colágena y la linfocítica.
Cuando se produce una falta del flujo sanguíneo en el intestino grueso, ocurre la colitis isquémica, la que puede producirse por dificultades en la circulación en todo el cuerpo o su disminución en tan sólo los vasos del colon. Dicha colitis requiere diagnóstico oportuno ya que de lo contrario puede resultar fatal.
Existen diferentes factores de riesgo que pueden empeorar o incluso reactivar estos tipos de colitis, tal como: la obesidad, el tabaquismo, algunos medicamentos (AINES, anticonceptivos orales, etc). Por lo que es de fundamental importancia dar datos clínicos y antecedentes de manera detallada a tu doctor.
Vía: UNAM, IMSS, OMS, MedlinePlus, Universidad de Granada, Hospital Universitario Ramón y Cajal, UW Health, Secretaría de Estado de Salud Pública y Asistencia Social de Santo Domingo
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