Ya sea por ejercitarte incorrectamente, hacer actividad física en exceso o realizar actividades domésticas a diario de forma exhaustiva durante este tiempo de cuarentena, la tendinitis es la forma en la que tu cuerpo te dirá: «¡Suficiente! Estás poniendo demasiado estrés en este músculo y articulación».
Los tendones son tejidos conectivos que sujetan los músculos con los huesos. Cuando los músculos se contraen, los tendones reaccionan y hacen que los huesos se muevan.
Demasiado estrés en las articulaciones puede desgarrar e inflamar los tendones, así lo indica el American College of Rheumatology. El tejido se reparará rápidamente si el daño es leve o si ocurre pocas veces. Pero el dolor puede volverse constante si el daño ocurre con frecuencia.
Los atletas saben que la tendinitis es un resultado común de exagerar, especialmente cuando el cuerpo está fuera de forma, algo muy común en esta época de pandemia.
Otros factores que contribuyen a la tendinitis incluyen:
- Movimientos fuertes o violentos, como lanzar una bola rápida o patear un balón.
- Movimientos antinaturales, como golpear una pelota de tenis.
- Mala mecánica o técnica corporal cuando se realiza una actividad como aeróbicos, levantar pesas o pintar el techo.
Generalmente, varios de estos factores están involucrados al mismo tiempo.
Por ello, la mejor forma de prevenir la tendinitis durante el confinamiento por COVID-19 es reemplazar los malos hábitos que la causan con métodos que promueven un entrenamiento saludable, que incluyen:
- Calienta a fondo, aumentando gradualmente el nivel de intensidad de tu entrenamiento. Refréscate después de la sesión.
- Entrena para un nuevo deporte antes de practicarlo a fondo. Comienza a desarrollar fuerza y flexibilidad en los músculos que usarás con algunas semanas o meses de anticipación.
- Aprende el método correcto y usa el equipo adecuado para cualquier ejercicio o actividad. Haz ejercicio regularmente, no solo una vez a la semana.
Finalmente, consulta a tu proveedor de atención médica si crees tener tendinitis. Tu médico puede recomendar el tratamiento clásico de descanso, hielo, compresión y elevación para el alivio del dolor.
