La historia de un vuelo internacional en marzo, antes de que se implementaran los protocolos de máscara facial y guantes, sugiere que incluso con pasajeros infectados a bordo, las probabilidades de contraer COVID-19 en un avión son relativamente pequeñas.

En un estudio publicado hoy en la revista JAMA Network Open, investigadores alemanes relatan los resultados de salud de 102 pasajeros que abordaron un Boeing 737 en Tel Aviv, Israel, el 9 de marzo y aterrizaron en Frankfurt, Alemania, 4 horas y 40 minutos después.

Esto fue antes de la llegada de los estrictos protocolos de higiene (máscarillas obligatorias para los pasajeros y la tripulación, evitar reunirse en los pasillos, reducir las comidas a bordo) que las aerolíneas han implementado desde entonces para frenar la transmisión del SARS-CoV-2.

De los 102 pasajeros, un grupo turístico de 24 personas había tenido contacto con el gerente de un hotel una semana antes, quien luego confirmó que tenía COVID-19. Al aterrizar en Frankfurt, todos los pasajeros del grupo turístico se sometieron a pruebas de frotis de garganta para ayudar a detectar cualquier infección por coronavirus.

Las pruebas fueron positivas para siete de las 24 personas del grupo turístico.

Entonces, ¿alguno de los otros pasajeros del avión contrajo COVID-19 de esos siete pasajeros infectados?

Según las entrevistas de seguimiento de 71 de los 78 pasajeros restantes, así como las pruebas de coronavirus de 25 más, «descubrimos dos posibles transmisiones de SARS-CoV-2 en este vuelo», reportaron los investigadores. El equipo de investigación fue dirigido por la doctora Sandra Ciesek, del Instituto de Virología Médica de la Universidad Goethe, en Frankfurt.

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Los dos casos adicionales ocurrieron en pasajeros que habían estado sentados a dos filas de uno de los pasajeros infectados del grupo turístico, señaló el grupo de Ciesek.

Los investigadores también enfatizaron que, debido a que las pruebas de los 71 pasajeros ocurrieron hasta nueve semanas después del vuelo, las infecciones en los dos nuevos casos aún podrían haber «ocurrido antes o después del vuelo».

Por su parte, el doctor Amesh Adalja, experto en enfermedades infecciosas y académico del Centro de Seguridad Sanitaria de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, dijo que el informe es una buena noticia para las personas que deban viajar en avión en un futuro cercano.

«Creo que es notable que con siete casos índice, solo dos posibles casos de transmisión de COVID-19 ocurrieron en un vuelo de una duración de más de cuatro horas sin medidas de mitigación establecidas», apuntó Adalja.

El grupo de Ciesek estuvo de acuerdo, y señaló que el flujo de aire de la cabina del techo al piso puede haber ayudado a prevenir una infección generalizada a bordo, y «se podría especular que la tasa podría haberse reducido aún más si los pasajeros hubieran usado máscaras».

La llegada de los mandatos de usar máscaras durante el vuelo y otras precauciones han sido cruciales para hacer que los vuelos sean más seguros, indicó Adalja.

«Para mí, volar es una actividad que se ha hecho relativamente menos riesgosa durante la pandemia. Sin embargo, los pasajeros deben tener cuidado con la distancia social, evitar las áreas congregadas, lavarse las manos, abstenerse de tocarse la cara y usar cubiertas faciales como se indica», enfatizó el especialista.

 

Vía: Health Day News