Las conversaciones ordinarias liberan gotitas en el aire que pueden extenderse ampliamente a través de espacios interiores, un hallazgo con grandes implicaciones para la transmisión del nuevo coronavirus, así lo dieron a conocer investigadores de la Universidad de Princeton (Estados Unidos) mediante un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Sus experimentos demostraron que la conversación diaria puede expulsar gotas más allá del límite típico de «distanciamiento social» de 2 metros.

«Las personas deben reconocer que tienen un efecto a su alrededor», indicó Howard Stone, profesor de ingeniería mecánica y aeroespacial en la Universidad de Princeton en Nueva Jersey. «No es solo alrededor de tu cabeza, pues está en una escala de varias metros».

Todavía no se comprende a profundidad cómo se propaga el COVID-19, pero se cree que las personas sin síntomas podrían infectar a otras a través de pequeñas gotas que lanzan cuando hablan, cantan o ríen.

«Mucha gente ha escrito sobre la tos, los estornudos y el tipo de cosas que les preocupan con, por ejemplo, la gripe. Pero tales características están asociadas con síntomas visibles, y con esta enfermedad estamos viendo una gran cantidad de propagación por personas sin síntomas».

Stone y sus colegas realizaron pruebas para determinar qué tan lejos y rápidamente las gotitas exhaladas del habla normal podrían extenderse en un espacio interior sin una buena ventilación.

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En tales entornos, la conversación normal puede esparcir gotas al menos hasta, e incluso más allá, de las pautas de distanciamiento social recomendadas por los funcionarios de salud de diversas naciones (2 metros) y la Organización Mundial de la Salud (1-1.5 metros), según el estudio.

«Ciertamente resalta la importancia de la ventilación», apuntó Stone. «Especialmente si tienes una conversación extensa».

Aunque las máscaras faciales/cubrebocas no bloquean por completo el flujo de las gotitas exhaladas, sí lo reducen significativamente, destacaron los investigadores.

«Las máscaras realmente cortan enormemente este flujo», subrayó Stone. «Esto resalta por qué la mayoría de las máscaras juegan un papel importante».

La investigación no tomó en cuenta el movimiento de la cabeza o del cuerpo de un hablante, ni el movimiento del aire de fondo creado por la ventilación y otras personas mientras hablan, comentó Stone. Analizar dichos factores requeriría más estudios.

Con base en lo anterior, ¿te gustaría ver hasta dónde se extienden esas «gotas de conversación»? Aquí les dejamos el siguiente video cortesía de los expertos de Princeton, el cual ilustra el movimiento de una nube de gotitas diminutas, iluminada por una hoja láser colocada frente a la persona que habla:

 

Vía: Princeton University