Caminar es una forma sencilla de activar una cascada de beneficios para la salud. Una caminata rápida regular ayuda a reducir el colesterol LDL (malo); controlar el azúcar en sangre y reducir el riesgo de hipertensión arterial, enfermedades cardíacas, infartos cerebrales y diabetes. Las caminatas rápidas también fortalecen los músculos, queman calorías y levantan el ánimo.
No obstante, algunas personas encuentran aburrido caminar, lo que puede disminuir su motivación e interés para realizar esta actividad física. Antes de que eso ocurra, es bueno combinar tu régimen con diferentes tipos de caminata que maximicen los beneficios para tu salud física, mental y emocional. A continuación te mencionamos dos opciones que debes practicar.
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1. Caminata de entrenamiento a intervalos
Agregar breves ráfagas de velocidad durante una caminata enérgica aumenta la aptitud cardiovascular. «Acelera, aumenta la intensidad, recupérate y luego vuelve a acelerar», señala Michele Stanten, consultora de acondicionamiento físico en la Universidad de Harvard e instructora certificada. La especialista recomienda cronometrarte durante 15, 30 o 60 segundos a la mayor intensidad y luego duplicar esa cantidad de tiempo para recuperarte a tu ritmo normal. «Si necesitas más tiempo de recuperación, también está bien. Cuando te sientas listo(a), aumenta la intensidad y ve más rápido». Si no quieres tomar el tiempo, usa puntos de referencia: acelera al pasar por dos casas, ve más lento para cuatro casas y repite.
2. Caminata de entrenamiento de fuerza
Al menos dos veces por semana, lleva una banda de resistencia en tu caminata. «Trabaja los músculos del pecho, el brazo o los hombros estirando la banda mientras la sostienes por delante o por encima de ti, o enróllala alrededor de tu espalda y presiónala hacia adelante», aconsejó Stanten.