Seguramente has escuchado sobre la hormona del crecimiento humano o ha sido tema de alguna de tus conversaciones. Pero, ¿existe alguna nueva evidencia que respalde su uso para retardar el envejecimiento en personas mayores?
De acuerdo con el doctor Howard LeWine, editor en jefe de la publicación Harvard Men’s Health Watch de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), la glándula pituitaria en el cerebro produce y secreta la hormona natural del crecimiento. En combinación con otras hormonas, como la IGF-1 (factor de crecimiento de la insulina 1), es responsable del desarrollo del cuerpo durante las primeras etapas de la vida.
A lo largo de tu existencia, la hormona del crecimiento continúa desempeñando un papel en la producción de proteínas y ayuda al cuerpo a aprovechar la grasa para obtener energía. Los niños con deficiencia de esta hormona no alcanzan su altura potencial máxima y quedan con una estatura baja. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó una hormona de crecimiento humana sintética (HGH) como reemplazo en estos niños, lo que les permite crecer más.
A principios de la década de 1980, la HGH sintética se convirtió en un fármaco popular pero ilegal para mejorar el rendimiento. La exageración en torno a la HGH y el rendimiento atlético superior siempre ha sido mayor que la realidad. De hecho, múltiples ensayos clínicos que comparan la HGH con un placebo nunca han mostrado una ventaja atlética para las personas que la usan.
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A medida que envejecemos, la cantidad de hormona del crecimiento secretada por nuestra glándula pituitaria disminuye naturalmente. A los 55 años, los niveles sanguíneos de esta hormona son aproximadamente un tercio más bajos que en las personas de 18 a 35 años. Esta disminución también coincide con la reducción de masa muscular y el aumento de grasa corporal que se presentan con el envejecimiento.
Es fácil ver por qué se promocionó la HGH como un suplemento «antienvejecimiento». Pero, ¿te hace sentir y lucir 10 años más joven, como algunos sugieren? Sabemos que los adultos sanos que toman HGH pueden aumentar el músculo en aproximadamente un 6% y reducir la grasa corporal en aproximadamente la misma cantidad. La fuerza también mejora en algunos grupos de músculos, pero no en todos.
Sin embargo, existen desventajas en el uso de la HGH. Puede hacer que la insulina sea menos eficaz, lo que puede elevar los niveles de azúcar en sangre y aumentar el riesgo de diabetes. La HGH también puede provocar dolor en las articulaciones y los músculos, agrandamiento de los senos, retención de líquidos, presión arterial alta y síndrome del túnel carpiano. Y luego está esto: los estudios en animales sugieren que tener niveles más bajos de actividad de la hormona del crecimiento pueden conducir a una vida más larga. Entonces, teóricamente, las inyecciones de HGH en realidad podrían acortar la vida útil, desafiando así la noción de que la HGH retrasa el proceso natural de envejecimiento.
La FDA ha aprobado la HGH en adultos solo para algunas afecciones poco comunes, como la deficiencia documentada de la hormona del crecimiento. La versión sintética de dicha hormona es un medicamento recetado y no se puede obtener legalmente sin la aprobación de un médico. Para que tenga algún efecto, debe inyectarse. Por ello, NO gastes tu dinero en pastillas que contienen HGH. El ingrediente activo no se absorbe cuando se toma por vía oral.
En su lugar, puedes ralentizar el tic-tac de tu reloj de vida con la fórmula probada desde hace mucho tiempo de comer una dieta saludable con suficiente proteína, así como seguir un programa regular de ejercicio aeróbico y de resistencia. Este enfoque es mejor que cualquier medicamento para impulsar tu vigor, y te ayudará a disfrutar más de tu vida.