,

Si deambulas y arrastras los pies en lugar de moverlos a una velocidad adecuada mientras caminas, tienes un mayor riesgo de enfermedad grave y muerte por COVID-19, así lo advierten investigadores británicos en un estudio publicado en la revista International Journal of Obesity.

Para el trabajo, los autores analizaron datos de más de 412,000 británicos de mediana edad y descubrieron que en aquellos cuyo peso era normal, los caminantes lentos tenían más del doble de probabilidades de desarrollar COVID-19 severo y 3.75 veces más probabilidades de morir a causa de la enfermedad, en comparación con aquellos que mantienen un paso rápido.

«Ya sabemos que la obesidad y la fragilidad son factores de riesgo clave para los resultados de la COVID-19. Este es el primer estudio que muestra que los caminantes lentos tienen un riesgo mucho mayor de contraer resultados de COVID-19 graves, independientemente de su peso», señaló el investigador principal Thomas Yates, quien estudia actividad física, comportamiento sedentario y salud en la Universidad de Leicester.

«Dado que la pandemia continúa ejerciendo una presión sin precedentes sobre los servicios de atención médica y las comunidades, es crucial identificar a las personas en mayor riesgo y tomar medidas preventivas para protegerlas», agregó Yates.

Conoce más: Caminar más lento y deterioro cognitivo, ¿existe alguna relación?

El equipo de Yates también reportó que los caminantes lentos con un peso normal tuvieron un mayor riesgo de enfermedad grave y muerte por COVID-19 que los caminantes rápidos que padecían obesidad. Y el riesgo fue uniformemente alto si los caminantes lentos eran obesos o si su peso era normal.

En general, se ha demostrado que las personas que caminan rápido tienen una buena salud cardíaca, lo que las hace más resistentes a los factores estresantes, incluidos los virus, destacó Yates.

«Pero esta hipótesis todavía no se había establecido para las enfermedades infecciosas», agregó.

Grandes estudios de bases de datos han relacionado la obesidad y la fragilidad con los resultados de la COVID-19, pero las bases de datos clínicas de rutina carecen de datos sobre medidas de función física o aptitud, apuntó Yates.

«En mi opinión, los estudios de vigilancia de la investigación y la salud pública en curso deberían considerar la incorporación de medidas simples de aptitud física, como el ritmo de caminata reportado por los pacientes, además del IMC [una medida de la grasa corporal basada en la altura y el peso], como posibles predictores de riesgo de los resultados de la COVID-19 que, en última instancia, podrían permitir diseñar mejores métodos de prevención que salven vidas», concluyó el experto.

 

Vía: Health Day News