Las válvulas cardíacas creadas en laboratorio podrían evitar que los niños que nacen con defectos del corazón sufran las repetidas cirugías de reemplazo de válvulas que ahora soportan, así lo dieron a conocer investigadores de la Universidad de Minnesota que encontraron que dichas válvulas implantadas en corderos jóvenes durante un año eran capaces de crecer dentro del receptor. Los resultados se publicaron recientemente en la revista Science Translational Medicine.
«Este es un gran paso adelante en la investigación cardíaca pediátrica», destacó el investigador principal Robert Tranquillo, profesor de ingeniería química y biomédica y de ciencia de los materiales. «Esta es la primera demostración de que una válvula implantada en un modelo animal grande, en nuestro caso un cordero, puede crecer con el animal hasta la edad adulta».
En este momento, las únicas opciones aceptadas para los niños con defectos cardíacos son las válvulas fabricadas con tejidos animales tratados químicamente. Pero estas no crecen con el niño y a menudo se vuelven disfuncionales debido a la acumulación de calcio, lo que requiere un reemplazo repetido.
Las válvulas cultivadas probadas en este estudio mostraron menos acumulación de calcio y crecieron con el receptor.
Los investigadores deberán confirmar que esta ciencia es aplicable en humanos, pues recordemos que los resultados de estudios en animales no siempre son los mismos en las personas.
No obstante, de ser así, la ciencia podría prevenir las cirugías repetidas de reemplazo de válvulas en miles de bebés que nacen cada año con defectos cardíacos. Hoy en día, los pequeñitos soportan cinco o más cirugías antes de que puedan recibir una válvula mecánica en la edad adulta.
Los investigadores indicaron que las válvulas probadas también se pueden almacenar durante seis meses, lo que brinda a los cirujanos un acceso más fácil al tejido del trasplante.
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Para el proyecto, los expertos utilizaron una técnica de ingeniería de tejidos especializada que desarrollaron previamente, la cual permite generar tubos con forma de vaso en el laboratorio a partir de células de piel de oveja.
Para desarrollar las válvulas, primero combinaron las células con un material similar a la gelatina y luego añadieron los nutrientes necesarios para el crecimiento celular.
Cuando se formaron tubos similares a tejidos, los detergentes especiales eliminaron las células de las ovejas para que no causaran una reacción inmunitaria una vez que se implantaran.
Los investigadores cosieron con precisión tres tubos juntos en un anillo cerrado, luego los recortaron ligeramente para crear «pliegues» que replican una estructura similar a una válvula cardíaca natural. La estructura funcionó como una válvula y también creció.
Esta segunda generación de válvulas de tres tubos se implantó en la arteria pulmonar de tres corderos. Después de 52 semanas, las válvulas se habían regenerado y su diámetro aumentó a un tamaño normal. En las imágenes de ultrasonido, los investigadores también observaron un aumento del 17% al 34% en la longitud de los pliegues.
El siguiente paso será implantar la válvula directamente en el ventrículo derecho del corazón para imitar la reparación quirúrgica más común. Después, los investigadores buscarán la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) para comenzar ensayos clínicos en humanos.
«Si podemos conseguir que estas válvulas sean aprobadas algún día para los niños, tendría un gran impacto en los menores que sufren de defectos cardíacos y en sus familias, quienes tienen que lidiar con el inmenso estrés de múltiples cirugías», detalló Tranquillo. «Podríamos reducir potencialmente la cantidad de cirugías que estos niños tendrían que soportar de cinco a una. Ese es el sueño».
Vía: Health Day News