Los expertos indican que hay dos tipos de estiramientos esenciales para protegerte de las consecuencias del frío.

Los estiramientos dinámicos preparan los músculos para la actividad. Consisten en movimientos fluidos y repetitivos, como caminar a paso ligero. La actividad envía sangre, calor y oxígeno hacia los músculos para ayudarlos a trabajar de manera más eficiente y reducir la probabilidad de que se desgarren. Durante el invierno, es mejor hacerlos en espacios interiores.

La mayor parte del año, solo necesitas unos minutos de estiramiento dinámico antes de una actividad, y es posible que te concentres solo en los músculos que usarás (como los músculos de las piernas antes de una caminata). Pero cuando hace frío, todo se tensa y necesitas un calentamiento dinámico para todo el cuerpo. Haz estocadas o sentadillas, lleva cada rodilla al pecho, haz círculos con los brazos y gira el tronco hacia la izquierda y la derecha. Relájate durante unos 10 a 15 minutos.

Los estiramientos estáticos mantienen los músculos largos y flexibles y deben realizarse solo cuando los músculos están calientes (por ejemplo, después de un entrenamiento).

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Para hacer un estiramiento estático, se mantiene una posición específica durante 20 a 30 segundos, sin rebotar (ya que puede desgarrar las fibras musculares). Algunos ejemplos incluyen:

  • Entrelazar las manos detrás de ti, estirar los brazos y levantarlos hacia el techo, para estirar el pecho y los hombros.
  • Estirar los dedos de los pies mientras estás sentado en el suelo con las piernas estiradas frente a ti, para estirar los isquiotibiales (en la parte posterior del muslo).
  • Hacer una estocada profunda mientras mantienes el talón trasero plantado en el suelo, para estirar los músculos de la pantorrilla.

Los estiramientos estáticos se sienten bien y alargan los músculos, lo que combate la rigidez, aumenta el rango de movimiento y mejora la postura, el equilibrio y la agilidad. Los expertos recomiendan hacerlos todos los días como medida preventiva o para aliviar el dolor y la rigidez.

 

Fuente: Harvard Medical School