Cuando piensas en desarrollar fuerza, tu mente quizás se dirija inmediatamente a ejercicios de fortalecimiento de los músculos más grandes de tu cuerpo, como la espalda, el pecho o las piernas.
Sin embargo también vale la pena prestar atención a los músculos del antebrazo (la parte del brazo que se extiende desde el codo hasta la muñeca).
Unos antebrazos fuertes favorecen la fuerza de agarre, que desempeña un papel clave en la capacidad de agarrar y sostener objetos. Piensa en apretar un tubo de pasta de dientes, girar la perilla de una puerta o sostener un vaso de agua.
Varios estudios también han descubierto que la fuerza de agarre está asociada a muchas medidas de la salud general, sobre todo a medida que envejecemos. Un agarre débil está relacionado con:
- Menor fuerza total
- Menor densidad mineral ósea
- Caídas y fracturas
- Problemas de sueño
- Problemas de memoria
- Depresión
- Desnutrición
- Fallecimiento por cualquier causa
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Muchos de los músculos que ayudan a que la mano y la muñeca agarren algo con firmeza se extienden hasta los antebrazos. Una investigación descubrió que tener músculos del antebrazo más grandes se correlaciona con una mayor fuerza de agarre. Asimismo, el fortalecimiento de los músculos del antebrazo puede ayudarte a realizar movimientos de agarre y prensión de manera más eficaz y eficiente.
Hasta el momento, no existe evidencia de que el desarrollo de los músculos del antebrazo y la fuerza de agarre mejoren la longevidad o la salud en general. No obstante, una mayor fuerza de agarre reforzará tu capacidad para realizar tareas de agarre y prensión (desde abrir frascos hasta sostener un bastón y abrir puertas) que podrían ayudarte a mantener tu independencia durante más tiempo.
Fuente: Harvard Medical School