Actividad Física, Salud Mental
El ejercicio es una parte importante del tratamiento en el hogar para las personas con enfermedad de Parkinson. Este brinda beneficios tanto en las etapas iniciales como en las avanzadas de la afección. De esta forma, si padeces Parkinson, el ejercicio regular puede ayudarte a:
- Mantener y mejorar la fuerza y la resistencia muscular.
- Controlar tu peso y mejorar tu condición cardiovascular.
- Mejorar tu equilibrio, coordinación, flexibilidad y rango de movimiento.
- Reducir la probabilidad de estreñimiento.
- Reducir tu miedo a las caídas y mejorar tu calidad de vida.
A esto se suma que el ejercicio puede promover una sensación de bienestar y mejorar tu estado de ánimo. Para aquellos que tienen síntomas leves de Parkinson, la actividad física también puede reducir la posibilidad de sufrir una caída.
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Un fisioterapeuta puede ayudarte a aprender ejercicios y estiramientos para realizarlos en casa, de manera que puedas mejorar la postura, la fuerza, la flexibilidad y la resistencia.
Con base en lo anterior, un terapeuta físico u ocupacional puede ayudarte a:
- Planificar movimientos más eficientes para las actividades de la vida diaria (como bañarte y vestirte), para que dichas actividades te resulten más fáciles de realizar y sean menos agotadoras.
- Mejorar el equilibrio y la marcha.
- Usar ayudas para caminar (como bastones o andadores) correctamente.